El Ministerio de Defensa ruso divulgó que entre el 15 y el 17 de octubre de 2019 activó el ejercicio anual de guerra nuclear global que implica a todas las Fuerzas Nucleares Estratégicas -el ejercicio de 2018 se puede consultar en la entrada homónima de octubre de 2018-.
Se trata de un ejercicio a gran escala destinado a validar el funcionamiento del sistema de disuasión nuclear nacional para responder a una situación de crisis que derive en la decisión de empleo de las armas nucleares por parte del Poder político -con el presidente Putin fuera del país- y que pone a prueba todos los niveles del sistema de mando y control nuclear de las Fuerzas Armadas.
Para su desarrollo se movilizaron 12.000 militares, 213 sistemas de misiles y equipos de apoyo de las Fuerzas Coheteriles Estratégicas (RVSN), 105 aviones de todos los tipos de las Fuerzas Aeroespaciales (VKS), incluidos cinco bombarderos estratégicos de la Aviación de Largo Alcance (AD) encargados de llevar a cabo el lanzamiento de misiles de crucero, quince buques de guerra de superficie y cinco submarinos nucleares de las Fuerzas Submarinas Estratégicas equipados con SLBM.
Para certificar las condiciones operacionales y la capacidad de combate de los cohetes estratégicos de diferentes tipos y misiles de crucero que portan ojivas nucleares se activaron los polígonos de pruebas de misiles de Chiza, en la región europea de Arkhangelsk, Pemboi, en el noroeste del país, y Kura, situado en la península de Kamchatka, en el Extremo Oriente ruso, y diez bases aéreas a lo largo del país.
En una inusual convocatoria en la sede del Ministerio de Defensa, el general Evgueni Ilyin, del Departamento de Cooperación Militar Internacional, informó a los agregados militares acreditados en Moscú el día antes de su inicio que el ejercicio Grom-2019 tiene como objetivo “mejorar la preparación y el uso de las fuerzas estratégicas en caso de una agresión” para lo que “se prevé el lanzamiento de dieciséis misiles balísticos y de crucero” y que, por descontado, no está dirigido contra otros países…
Es decir, no está dirigido contra aquellos que no se aventuren a realizar un ataque a gran escala contra Rusia porque si esto ocurriera “el agresor debe saber que el castigo es inevitable y será destruido en cualquier caso”, como dijo el presidente Putin en el Foro de Valdai el 18 de octubre de 2018.
Es más, Putin enfatizó que “nosotros, como víctima de la agresión, iremos al paraíso como mártires, mientras que ellos simplemente morirán, porque ni siquiera tendrán tiempo de arrepentirse”.
Por tanto, como hemos dicho recientemente, a pesar de que desde el lado occidental se interpreta que la estrategia de guerra nuclear rusa contempla la posibilidad de escalar y desescalar un conflicto nuclear, la doctrina nuclear se mantiene invariable: un ataque nuclear contra el país implicaría un intercambio masivo con todas las armas nucleares disponibles y, por tanto, presupone que toda guerra nuclear es en sí misma una guerra nuclear total, devastadora, absolutamente destructiva, donde posiblemente solo quedará un mundo muerto. (NP)
Luis Pérez Gil, Universidad de La Laguna, España



