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Franja de TV del plebiscito y su influencia en el voto según Cordero y Tironi

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A las 12.45 de hoy comenzó la franja televisiva de cara al plebiscito constitucional del 25 de octubre. Ahí, las distintas opciones -Apruebo y Rechazo y las de Convención Constitucional y Convención Mixta Constitucional- harán sus mejores esfuerzos para convencer a los electores. Pero, ¿cuál es la real influencia de este espacio? ¿Podrá modificar los resultados? ¿Logrará motivar la participación? El director de comunicaciones de la última campaña presidencial de Sebastián Piñera, el abogado Gonzalo Cordero, y el director de contenidos de la campaña del No en el referéndum de 1988, el sociólogo Eugenio Tironi, analizan los alcances de este espacio propagandístico.

GONZALO CORDERO

¿Cuán relevante es esta franja en comparación a otras?

Las circunstancias que provocan la pandemia, en que prácticamente es imposible hacer campaña, vuelve mucho más relevante la franja y hace además que se integre con los distintos canales de comunicación de internet. Es decir, lo que se va a trabajar para la franja hoy día, seguramente van a ser contenidos que serán bastante multipropósito y que se van a difundir en la franja y también a través de los distintos canales que provee internet.

Si bien hay un hecho particular que es la pandemia, también está el elemento de las redes sociales. Haciendo esa ecuación, ¿qué espacio ocupa la franja de TV?

No es que haya menos capacidad para hacer puerta a puerta y campaña callejera, es que derechamente hoy día no hay ninguna capacidad, entonces esa limitación absoluta va a hacer que los otros mecanismos alternativos se vuelvan mucho más relevantes.Y, en ese sentido, la franja televisiva debiera tener una incidencia. Y debiera tenerla en una lógica de integración con las RR.SS. Hoy día los mensajes audiovisuales se transmiten de muchas formas y, por supuesto, en ese sentido, la franja, por el esfuerzo que representa, por el tiempo que hay que llenar, por la diversidad de actores que hay tanto en la opción del rechazo como del apruebo, seguramente va a generar una diversidad también de contenidos que se van a estar transmitiendo en paralelo en otros canales como los que provee internet.

En cuanto a la incidencia, ¿esta franja tendrá un efecto en el objetivo de convencer o será más para reafirmar posiciones?

Creo que la franja, en ese sentido, también puede ser una franja influyente. Por qué, porque primero hay poca información tanto de respecto de lo que significan cada una de las opciones, respecto de lo que es una Constitución y, por lo tanto, de lo que está en juego. Además, hemos estado en un ambiente de pandemia que ha tenido bastante no voy a decir silenciado, pero sí circunscrito el debate político. Las personas encerradas en sus casas en un nivel de cuarentenas muy intenso, menor nivel de comunicación, de diálogo, de interacción personal, en fin, todas esas variables me hacen pensar a mí que los últimos 30 días van a ser bastante relevantes. Y, por otro lado, lo que pase respecto de convencer a las personas de que vayan a votar también va a ser importante en esta última etapa.

¿El espacio de la franja podría ser un punto de inflexión respecto de los niveles de participación?

No sé si va a ser un punto de inflexión porque no sabemos realmente cuál va a ser la situación de la pandemia en el momento del plebiscito. La situación, para ocupar la expresión tan en boga, está muy líquida, entonces, aunque parezca increíble a cuatro semanas del plebiscito no hay ninguna capacidad de hacer un pronóstico certero respecto de si vamos a estar para esos días en un momento de mayor tranquilidad respecto de la pandemia o vamos a estar en uno de rebrote. Pero cualquiera sea la situación, la capacidad de transmitir información a través de la franja y los distintos canales de internet, sin duda, van a tener una gravitación, una importancia mayor de lo que ha sido en los últimos procesos electorales ordinarios.

¿Esta campaña tiene algún punto de comparación con la del 88?

Es claramente diferente. El 88 era un momento de mucha tensión en el país, de bastante polarización, desde el punto de vista de los liderazgos, pero del país también, de la sociedad. La gente entendía que estaba en juego mucho. De hecho, creo que la gente creía que estaba en juego mucho más de lo que después se demostró que estaba en juego. Esta vez, en cambio, yo anticipo que el porcentaje de participación en este plebiscito va a ser incomparablemente menor al del año 88. Y eso me parece que no es solo efecto de la pandemia, pero también es efecto de la pandemia. Por otro lado, veo más que una polarización una fragmentación de nuestra sociedad hoy día en muchos grupos. A diferencia del 88, además, hay liderazgos mucho menos eficaces. Hay un divorcio, un desafecto, un desapego del ciudadano con el liderazgo político de todos los sectores. Y eso por cierto determina el ambiente, determina las campañas y determina las expectativas también.

¿Haciendo la comparación con lo que pasó en el 88, se le puede dar algo de épica en esta franja? Porque pareciera estar muy claro el resultado y eso le ha quitado algo de eso a la campaña en general.

No, si uno lo hace en términos relativos, en comparación con el 88 me parece virtualmente imposible. Sin perjuicio de lo cual, creo que es perfectamente factible que de aquí al día de la elección se genere bastante más interés y se pudiera generar bastante mas épica de la que hay hoy día, particularmente en la opción del rechazo.

¿En qué sentido?

En el sentido de que como tú dices, y no lo digo en relación al contenido de cada una de las opciones, simplemente porque constato que hay una percepción generalizada de que el resultado está más o menos definido y, por tanto, que la opción del rechazo es una alternativa que se va más pequeña, se ve más minoritaria. Y, desde el punto de vista de la capacidad de generar mística, ese es un insumo muy importante. Hace mucho más fácil generar mística desde la posición del chico al grande, que hacerlo desde la opción que prácticamente ya ganó. Y en ese sentido el rechazo la tiene mucho más difícil. Pero al mismo tiempo es una oportunidad en el sentido de generar mística.

EUGENIO TIRONI

¿Cuán relevante es esta franja en comparación a otras?

No demasiado, pero más que las anteriores. La franja televisiva está pensada en función de las redes sociales. Los programas de TV hoy están pensados en impactar a las redes sociales, más que en el rating.

Si bien hay un hecho particular que es la pandemia, también está el elemento de las redes sociales. Haciendo esa ecuación, ¿cree que igual puede ser relevante esta franja de TV?

Relevante hasta por ahí no más. Hay una suerte de convergencia entre redes sociales y lo que funciona en TV, pero al igual como pasa en las redes sociales aplaudimos, alabamos aquello que piensa igual que uno. Desde ese punto de vista, el efecto de la franja y las redes sociales es solamente confirmatorio, no va a cambiar la opinión a nadie.

Eso siempre pasa en las franjas ¿o no?

Sí, excepto la franja del No porque era muy novedosa, por primera vez había una opinión critica abiertamente en televisión, lo cual tuvo un efecto muy alto sobre reducir el miedo, reducir el escepticismo y la resignación. En ese sentido también fue una franja confirmatoria la del No, muy poca gente debe haber cambiado de opinión, pero reafirmó su opinión, y se decidió a actuar de acuerdo a su opinión. Ese fue el impacto que tuvo. Ahora ese no es un efecto menor, porque te entusiasman a actuar. Eso también se ve en propaganda incluso en países como Estados Unidos, donde la televisión es muy importante. Pero la franja de TV no cambia la opinión a nadie pero enfervoriza a los partidarios como son votos voluntarios eso es importante.

¿Pero esta campaña tiene algún punto de comparación con la del 88?

Son enteramente distintas. Una parte importante de la derecha, el gobierno e intelectuales de ese sector, están por el Apruebo, entonces esto le resta dramatismo. Hay cierto consenso en quien va a ser el triunfador. No tiene punto de comparación, en 1988, primero, era mucho más incierto el resultado y segundo, el votar por una u otra opción implicaba una decisión muy existencial, muy radical, con una gran incertidumbre sobre lo que venía después. Ahora ninguno de estos elementos están presentes.

Entonces, ¿cuál es el plus de esta franja? ¿Tiene que apuntar a la participación? Hay una pandemia de por medio.

O sea, aquí en eso hay algo parecido al 88, que es importante impulsar la participación. Aquí las dos partes lo requieren. El Apruebo para darle más legitimidad a su potencial triunfo y el Rechazo para reducir la ventaja.

¿Se debe utilizar también como una franja educativa respecto del proceso?

Yo lo veo complicado. He visto algunos videos en las redes sociales que buscan darle contenido, pero creo que no es una buena idea. La gran ventaja es que no hay un apruebo, hay “apruebos”, en plural, que fue igual que el No, habían muchos “nos”, y esa amplitud fue un elemento esencial de la estrategia. Si uno le empieza a meter temas como derechos de propiedad, defensa a la vida, sistema político, regionalización, aborto, uno reduce el alcance.

Haciendo la comparación con lo que pasó en el 88, ¿se le puede dar algo de épica al Apruebo como se le dio en su momento al No?

Yo creo que no está fácil por la atmósfera que hay, la pandemia. No está fácil tampoco porque no parece ser un evento desgarrador, porque no tiene mucho contenido dramático, pero sería saludable que lo intenten porque eso haría más robusto el proceso que viene después y además sería bueno para dejar atrás la división del No y el Sí del 88 y abrir un nuevo, como dicen los cientistas políticos, clivaje. En este caso, lo singular del Rechazo eso sí es que no ofrece ninguna alternativa. Es simplemente hacer abortar un proceso, pero cuál es la alternativa que propone, en ese caso sería el statu quo, pero sabemos lo cuestionado que está, sostener el statu quo a todo trance es abrir paso a respuestas más disruptivas.

Pero la gente del Rechazo dice que la Constitución se puede cambiar mediante reformas…

Esa fórmula que es la que se ha venido realizando durante 30 años es lo que está siendo cuestionado.

¿O sea la franja del Rechazo la tiene más difícil?

Mucho más difícil porque su relato es muy débil, es un relato anti 18 de octubre. Es decir, el 18 de octubre está equivocado de principio a fin. El proceso constituyente está destinado a fabricar un nuevo relato que nos una como sociedad y el Rechazo tiene que decir “saben, eso no es necesario, basta con dejar que los parlamentarios hagan reformas constitucionales”. Entonces, no, esa cuestión es cómo no darse cuenta de los tiempos que corren, necesitamos un nuevo impulso, necesitamos un nuevo traje. (La Tercera)

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