Fiscal Nacional Sabas Chahuan: una despedida a lo grande

Fiscal Nacional Sabas Chahuan: una despedida a lo grande

Compartir

El nuevo giro dado al Caso Penta por el Fiscal Nacional Sabas Chahuán, lo catapultó a las primeras planas de los medios y logró revertir las críticas que arreciaron hacia el Ministerio Público tras la separación de la arista SQM y la quitada de piso al fiscal Carlos Gajardo, convirtiendo el último año del líder del Ministerio Público –que debería haber estado marcado por el síndrome del “pato cojo”– en una oportunidad para dejar el cargo por la puerta ancha. O, al menos, bajo una lupa distinta respecto a lo que ha sido su gestión hasta ahora.

“Es la oportunidad para hacer una salida más lucida de la que iba a hacer. Antes tenía un desempeño opaco. Con esto golpeó la mesa, puso el pecho a las balas, lo que es admirable. Y si dilucida el tema, se irá con flores”, señalan fuentes internas.

Si bien a nivel de opinión pública la decisión deja al Fiscal Nacional en un sitial mucho más favorable, internamente los cambiantes anuncios han ventilado los cuestionamientos y el ambiente negativo que existe en torno a la gestión de Chahuán, que no acumula grandes logros.

En opinión de algunos fiscales, los drásticos cambios, producidos en menos de una semana, en la conducción de la investigación que tiene contra las cuerdas al mundo político, “refleja desprolijidad en la toma de decisiones importantes. Como, por ejemplo, el Caso Bombas, que le quitó a Xavier Armendáriz y le pasó al Chico Peña, con los desastrosos resultados que todos ya saben”.

Hace casi ocho años, el 3 de octubre de 2007, el abogado de la Universidad de Chile asumió el cargo de Fiscal Nacional en reemplazo de Guillermo Piedrabuena, tras convertirse en la carta que eligió La Moneda de la quina entregada por la Corte Suprema –donde obtuvo el tercer lugar de los votos– para que la entonces Presidenta Michelle Bachelet escogiera un candidato, que luego fue ratificado por la Cámara Alta.

Para los otros candidatos era más complicado lograr el respaldo de ambos conglomerados por distintos motivos, entre los que se contaba la edad, el desempeño en algún caso complejo para el Gobierno y la cercanía con personeros concertacionistas, lo que incomodaba a la Alianza. “Al final se concuerda que fuera Chahuán con resistencia de gente de la Concertación, porque era muy promovido por Alberto Espina (RN), lo que despertó ciertas suspicacias. Pero no era cercano a RN, Espina lo quería porque no era Juan Enrique Vargas, que era muy cercano a Soledad Alvear”, precisan fuentes del sector.

Su llegada al Ministerio Público despertó grandes expectativas, porque “llegó con una perspectiva refundacional. Incluso elabora un plan estratégico hasta 2015 en que participa toda la Fiscalía, convirtiéndose en la gran carta de navegación de su gestión. El mensaje era ‘voy a fortalecer la Fiscalía, voy a crear la Fiscalía 2.0’. Pero la sensación es que eso no se logra”, señalan las mismas fuentes.

Otras fuentes manifiestan que “no ha sido como se esperaba por parte de los fiscales. Se esperaba que, al ser un fiscal más joven que Piedrabuena, hubiese sido más proclive a cosas importantes que los fiscales requieren”. Dentro de esto un punto significativo, según varias fuentes, es que “no se metió en la calidad de las investigaciones, sino que le importa la forma”.

Un fiscal agrega que “es un tipo bien intencionado, que en general ha tratado de tener buenas relaciones con fiscales y funcionarios, no lo vamos a negar. El problema es que no sabes si defiende la autonomía o se entrega a las presiones, depende del día”.

El senador Pedro Araya, miembro de la Comisión de Constitución, Legislación Justicia y Reglamento, señala que “Sabas Chahuán empieza de menos a más. Ha tenido algunos problemas por cómo la ciudadanía percibe los efectos de la Reforma Procesal Penal, por esta sensación de impunidad que se genera por la puerta giratoria. Además, al ser la gran mayoría de estos casos de carácter público, a través de las redes sociales o los medios, lleva a cuestionamientos cuando se obtienen malos resultados o no se es capaz de esclarecer ciertos delitos”.

A su juicio, “el gran desafío del Ministerio Público es la calidad de la investigación. O sea, según las estadísticas de la Fiscalía, más del 75% de los delitos no tienen ningún tipo de resultado, es decir, no hay una persona imputada por el delito y no se esclarece tampoco, por lo que para la ciudadanía queda la sensación de que no se cumple adecuadamente la labor. Yo considero que el problema de fondo es que, como Chile no tiene una política criminal clara y la persecución del delito se hace conforme a los vaivenes comunicacionales, se dejan a un lado delitos que afectan día a día a los ciudadanos, como robos en casa o hurtos. Lo que va de la mano con que en la Fiscalía están superados con creces por las altas cargas de trabajo”.

El parlamentario agrega que, en términos de imagen, “es una institución próxima a cumplir 15 años, que no ha sido capaz de que la ciudadanía la perciba como eficiente y eficaz en la persecución del delito. Quienes tenemos mayor conocimiento de la reforma procesal penal valoramos el trabajo, pero la gente lo ve como un ente lejano que no resuelve sus problemas de seguridad pública”.

Consultados sobre el balance de la gestión de Chahuán, desde la Fiscalía Nacional declinaron referirse al tema.

DE LOS CASOS KARADIMA, BOMBAS Y LARRAÍN

Varios concuerdan con que a Chahuán –que estudió en el Verbo Divino, donde fue compañero del contralor Ramiro Mendoza– le tocó un período difícil.

Para el presidente de la Asociación de Fiscales, Claudio Uribe, “a Sabas Chahuán le ha tocado una etapa súper compleja, mucho más que la que le tocó a Piedrabuena, con la Fiscalía instalada en todo el país, llevando una cantidad excesiva de causas, y con varios flancos abiertos por causas que tocan al poder, al mundo empresarial y político”.

Una causa que tocó de cerca al poder y que puso en aprietos al Fiscal Nacional, fue el Caso Karadima, luego que en mayo de 2010 se reuniera personalmente con Eliodoro Matte a tomar un café, instancia en que el empresario le solicitó que el asunto se tramitara con prontitud. Días después, salía en la prensa la preocupación del líder del Ministerio Público transmitida a su subalterno, Xavier Armendáriz, en torno a que la investigación se resolviera “lo más rápido posible”. En diciembre de ese año el caso fue sobreseído por orden del juez Leonardo Valdivieso.

El Caso Bombas marcó a fuego la gestión de Chahuán, transformándose en una estrepitosa derrota para el Ministerio Público y el Gobierno de Sebastián Piñera. Según relatan fuentes del sector, “(Rodrigo) Hinzpeter empieza a presionar muy duramente a la Fiscalía. El choque que se produce con Chahuán es fuerte, medio soterrado. Había manifiesta mala onda entre los dos. Aun así, Chahuán termina accediendo a su presión y nombra al Chico Peña a cargo de la investigación”.

El juicio contra Martín Larraín, hijo del senador Carlos Larraín, mantuvo en vilo a los medios y puso en el tapete la actuación de la Fiscalía en una trama que envolvía a personajes de la elite nacional. La investigación –de acuerdo a fuentes del sector– “fue muy dubitativa, se hace una mala investigación para la percepción pública, en buena parte por responsabilidad de la Fiscalía, porque no supieron amarrar el caso”. Y agregan que “el hombre está jugando a full por revertir esta percepción. Creo que va a hacer mucha parafernalia con Penta. Lo que la gente quiere es sangre de poderosos. Quiere a Larraín preso, a Dávalos. La gente está ávida de sangre”.

En este escenario, desde los pasillos de la Fiscalía señalan que, el próximo 4 de marzo, en la formalización de los involucrados en el Caso Penta –Carlos Alberto Délano, Carlos Eugenio Lavín, Manuel Antonio Tocornal, Samuel Irarrázaval, Pablo Wagner y Carlos Bombal–, se pediría prisión preventiva para los empresarios y un juicio oral, pese a que antes de asumir el liderazgo de la investigación, el fiscal Carlos Gajardo habría llegado a un acuerdo con las partes de no hacerlo y lograr un juicio abreviado.

FISCALÍA 2.0

Poco protocolar, trabajólico, muy estudioso y “tallero” son algunas de las características de Sabas Chahuán, que –según diversas fuentes– siempre prefiere tener dentro de sus círculos de trabajo “a gente muy cercana, algunas veces sin las competencias necesarias, pero que le son leales, por lo que los protege”.

Cuando aterrizó en la Fiscalía Nacional trajo consigo a gran parte de su equipo de la Fiscalía Occidente, donde era jefe antes de liderar el Ministerio Público. Entre ellos, al ex director ejecutivo nacional del Ministerio Público, Pedro Bueno, que es su compadre, y que renunció al cargo luego del Caso Metas.

Un ex fiscal detalla que “más allá de la calidad profesional que se podía esperar que venía de la administración anterior, de Piderabuena, se prefirió a gente de mayor confianza, más joven, con menor currículo, pero que le diera seguridad de estar con quien no lo iba a traicionar. En el camino no sé qué problemas hubo, pero los fue sacando a todos o se fueron y, de los originales que se trajo de la Fiscalía Occidente, solo quedan dos: la encargada de la Unidad de Asesoría Jurídica, Marta Herrera, y la gerente de la División de Contraloría Interna, Alejandra Alvear ”.

Otro ex funcionario señala que “jurídicamente es bien impecable. Uno de los libros que más se estudió del nuevo proceso penal es de Sabas Chahuán, y se llama ‘Manual del Nuevo Procedimiento Penal’. Lo escribió cuando era abogado del Consejo de Defensa del Estado. Creo que tenía una buena evaluación. Era de los abogados litigantes, de los que iban a la pelea. El mundo jurídico, cuando lo nombraron, le prestó mucha ropa porque tenía buena imagen, además de ser joven”.

Por eso –expresan las mismas fuentes–, “provoca cierta decepción en el mundo jurídico, que esperaba mucho de él. Piedrabuena era viejito, creó todo esto. Pero abogados jóvenes renegaban de él porque encontraban que le metió al Ministerio Público ciertas formalidades que no estaban en el espíritu del nuevo sistema y que hacían que adquiriera características y mañas propias del antiguo sistema penal. Cuando viene Chahuán, piensan que él le dará la agilidad que el proceso necesita. Una Fiscalía 2.0. Pero la percepción es que no lo hace y que la Fiscalía sigue anquilosada y se anquilosa más. Los cuellos de botella del antiguo sistema cuando llegó siguen existiendo”.

Entre otros, la gran cantidad de archivos provisionales de causas –investigaciones que quedan archivadas sin imputado conocido– o la lentitud para resolver ciertos temas. “A su favor se puede decir que no le dieron los recursos que necesitaba”, explica un fiscal, que agrega que durante su administración “hubo sumarios por temas de gestión importantes, como la manipulación de las metas”.

El Caso Metas, que se originó tras las denuncias por alteraciones de los registros computacionales para lograr las metas de la Fiscalía Nacional, puso en una complicada situación a Chahuán. Especialmente después de que el entonces presidente del Consejo de Defensa del Estado, Sergio Urrejola, planteara que éste debería haber renunciado inmediatamente después de que se conoció la situación.

El caso, que terminó con una querella por parte del Consejo de Defensa del Estado (CDE), “está congelada con el fiscal de la Cuarta Región (Enrique Labarca), que es muy cercano a Chahuán”, asegura el abogado querellante en el tema, Mauricio Daza.

Además, agrega Daza, “se hizo una burda investigación interna que decidió el propio Chahuán, donde no se aceptó que se le investigará a él, a pesar de que el ex jefe de estudios, Rodrigo Lillo, señaló que Chahuán sabía y avaló la falsificación de registros sobre las metas”.

Con respecto a las cifras dentro de la institución, “la gran pelea con el Ministerio Público son las estadísticas. Te entregan un ladrillo a fin de año –el boletín estadístico anual– que es muy difícil de ver e interpretar”, detallan desde el Congreso.

Al respecto, el senador Pedro Araya explica que “en la última discusión de la Ley de Presupuesto, pedimos que el Ministerio Público debía desagregar las cifras comuna a comuna, fiscal a fiscal, las investigaciones que están haciendo. Dicen que tienen un fiscal con 7 mil causas, pero, en la práctica, ¿en cuántas hay investigación y cuántas se fueron derecho al archivo provisional? Fue una pelea porque Chahuán dijo que no se podía entregar. Yo le pedí que necesitábamos saber esto para tener información fidedigna, pero no quiso. En la Cámara se aprobó que el Ministerio Público debe entregar estos antecedentes periódicamente a partir del 31 de marzo de este año”.

Desde dentro del Congreso y también desde la Fiscalía, apuntan también a la “absoluta ausencia de la Fiscalía en discusiones legislativas que finalmente repercuten en el Ministerio Público, como el tema del terrorismo”. Apuntan a la falta de seguimiento y de intervención en las discusiones, “lo que denota una falta de visión estratégica y cero interés con esta área”.

En suma, señala un fiscal, “Chahuán como persona es un siete, pero como autoridad entrega peor la institución recibida desde el punto de vista del posicionamiento, porque tiene buenas intenciones, pero no ha sido una gran administración”. (El Mostrador)

 

Dejar una respuesta