Fin de una ilusión-Sergio Muñoz

Fin de una ilusión-Sergio Muñoz

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EN LA presentación del libro de José Joaquín Brunner, Nueva Mayoría. Fin de una ilusión, Pepe Auth dijo que el autor “da forma a nuestros miedos”, pero que al hacerlo dejan de ser tales y se convierten en un desafío a superar. ¿De qué miedos se trata? Seguramente de los provocados por el amedrentamiento moral que ejercen los fiscales del progresismo dentro del PPD, quienes estigmatizan como conservadores a los que discrepan en ese partido dominado por un “socio controlador”, como Auth calificó a Guido Girardi. El arte de esos fiscales ha sido combinar el talante vanguardista con los métodos del caciquismo y el clientelismo.

“La gobernabilidad del siglo XXI no se hace entre las elites y las cúpulas partidarias”, dijo Girardi en El Mercurio (7/05). Quién lo diría. Él es parte de una elite, y negocia y pacta con los miembros más conspicuos de las otras elites (jueces, fiscales, abogados notorios, etc.). Y ha construido su poder repartiendo cargos en el aparato del Estado. En la misma entrevista, dijo que uno de los logros del gobierno es “haber construido una educación pública de calidad”. ¡Vaya noticia!

Brunner ha hecho un aporte medular a la reflexión de la centroizquierda. Su libro desnuda el daño provocado por los diseños programáticos que desprecian la realidad; el costo político de las reformas mal concebidas; la cadena de dificultades que implica un liderazgo feble; la frustración de mucha gente por las promesas que no se cumplirán; el impacto de los desatinos en la educación, en fin, el fiasco de una retórica igualitarista que no conseguirá más igualdad.

¿Cuánto influyó en todo esto el revival del discurso anticapitalista de la vieja izquierda, cuyos referentes son el castrismo y el chavismo? No poco, en particular por las simpatías de la Mandataria. Pero también influyó que una parte de la centroizquierda olvidara tanto las lecciones del fracaso de la UP como las de la fructífera experiencia de la Concertación. Así fue como se rompió la brújula y se impuso en el PPD, en el PS y hasta en un sector de la DC la excitación refundacional. El resto lo hicieron los académicos que van de rupturistas por la vida, pero no piensan arriesgar nada personal por esa ruptura (para eso están los estudiantes).

Brunner habla del fin de una ilusión. En rigor, es difícil que la NM sobreviva a este gobierno. Fue una creación artificiosa, que agrupó a concertacionistas y anticoncertacionistas bajo el alero de la popularidad de Bachelet, y esa popularidad ya no existe. Su defecto genético es la falta de un horizonte compartido, como volvió a quedar en evidencia con la propuesta de los diputados del PC de estatizar Soquimich, y la aclaración del ministro Burgos de que no existe un plan para expropiar empresas.

El libro de Brunner trajo aire fresco al debate nacional, y obliga a pensar en lo que pueda venir después de este gobierno. ¿Asimilarán sus errores las fuerzas de centroizquierda? ¿Serán capaces de concebir un camino de verdadero progreso que la mayoría de los chilenos sienta que vale la pena recorrer? (La Tercera)

Sergio Muñoz

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