FECh en el congelador: estudiantes a la espera de Congreso Refundacional

FECh en el congelador: estudiantes a la espera de Congreso Refundacional

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La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) ha muerto y debe renacer. Al menos, eso es lo que establecen los estatutos, actualizados en mayo de este año y publicados el 1 de junio, que indican que en caso de que en una elección por segunda vez consecutiva no se alcance un quórum de participación que supere el 20% del padrón habilitado para votar, se debe convocar a un Congreso Extraordinario y Refundacional de la Federación.

Eso sucedió precisamente en las votaciones llevadas a cabo los días 17 y 18 de agosto, a las que solo asistió el 14,33% del total de estudiantes habilitados, lo que corresponde a 4.562 votos válidamente emitidos, de un padrón que ronda los 32.000 alumnos. Y ya había sucedido en mayo de 2019, cuando solo participó el 25,8% del padrón y no se alcanzó el mínimo de participación de 40% necesario para validar los comicios.

Se instaló entonces el interinato presidido por Emilia Schneider, que debía durar seis meses con la única misión de convocar a elecciones generales de la Federación, pero esa mesa suma ya un año y medio en la directiva, lo que además le ha permitido a Schneider, militante del Partido Comunes, impulsar su candidatura a la Convención Constituyente.

Tres meses después de la elección en agosto ese Congreso Refundacional aún no se convoca. En su lugar, por decisión del Consejo de Presidentes de Centros de Alumnos, reunidos el 5 de noviembre de 2020, se acordó que asuman las tres primeras mayorías como un órgano directivo interino, y “toda decisión política que quede en manos de este órgano interino estará supeditada a lo que resuelva el Consejo de Presidentes”.

Esta determinación se adoptó con la participación de 17 de los 24 centros de estudiantes. Hubo 12 votos a favor, 4 abstenciones y 1 de los centros se inclinó por otra de las alternativas propuestas que era generar “un órgano directivo de tres a cinco personas, compuesto por centros de estudiantes voluntarios”. Sin embargo, nada de esto está previsto en los estatutos de la FECH. La norma lo que establece es la necesidad de llamar al Congreso Refundacional, no que las 3 mayorías pasen a coordinar y administrar internamente.

Además, el tiempo sigue corriendo y aún no se sabe cuándo se instalará esta “coordinación” ni cuál será el plazo para convocar al Congreso Refundacional y tampoco sus funciones específicas. Tras la elección fallida de agosto el Tricel Central determinó “que no hay Mesa FECH, pero que esta elección se considera válida en base al estatuto”.

Existen antecedentes recientes de un Congreso Refundacional fallido, en noviembre de 2018 no se llevaron a cabo los comicios que tradicionalmente ocurrían ese mes. El motivo era que en noviembre y diciembre de ese año iban a recoger la opinión de los estudiantes con la finalidad de reformular los espacios de representación y cambiar los estatutos, por lo cual las internas fueron aplazadas para mayo de 2019. Pero la instancia no se concretó y en su lugar fue directo a las elecciones con las que se instaló la mesa transitoria que encabeza Schneider.

Ahora la coordinación va a corresponder a las tres primeras mayorías de la elección de agosto, las mismas en las que no se alcanzó la participación si quiera de 5.000 estudiantes; en consecuencia asumirán esta responsabilidad Consuelo Salas, que representaba la lista “Despierta la FECH”. Salas -al igual que Schneider- pertenece al frenteamplista Partido Comunes; también estará Valentina Vallejo de la lista “Rebélate, levantemos la FECH” en representación de las Juventudes Comunistas; y Camila Bustamante de la lista denominada “Rebelión Verde de Independientes a la FECh”.

En esta mesa no habrá Presidencia, ni Vicepresidencia para “evitar personalismos”, se optó por una estructura “horizontal”, pero que igualmente consolida el “monopolio” que han tenido las fuerzas que integran el Frente Amplio en la Federación -a través de Izquierda Autónoma, antes de que se fundara la coalición en 2017-, que ha ocupado la presidencia de la directiva desde el año 2012 con el entonces dirigente estudiantil Gabriel Boric. Precisamente el desgaste del Frente Amplio puede ser una de las razones que explican por qué fracasaron los comicios.

CONTRA LOS ESTATUTOS 

La decisión de optar por esta mesa de coordinación no fue sencilla. Tras la elección, el Consejo de Presidentes estuvo discutiendo, a puertas cerradas, el destino de la FECH. Para el mes de septiembre ese consejo no estaba constituido correctamente porque al ser 24 centros de estudiantes, el quórum necesario para sesionar como Consejo de Presidentes eran 12 centros de alumnos, y para ese momento solo había constituidos 8.

Entonces una de las posibilidades que se barajaba era realizar un plebiscito, para votar si es que la mesa que quedó electa se ratificaba, si se creaba una nueva mesa interina o si simplemente no existía la mesa y el consejo se hacía cargo de las labores de la federación. Tras tres meses de deliberaciones y completado el quórum del Consejo de Presidentes se optó por esta mesa de coordinación. Sin embargo, en privado, dirigentes estudiantiles manifiestan su disconformidad con la decisión.

“Yo hoy veo a la FECH completamente muerta. En primer lugar, por la falta de coordinación y la falta de interés que ha mostrado la izquierda en sus estudiantes. En segundo lugar, la falta de eficacia que ha tenido el Consejo de Presidentes dentro de la universidad. Esta capacidad de alargar todo, de tener discusiones inútiles y dejar a los estudiantes abandonados en los momentos que realmente necesitan de una federación. Tienen solo en mira a su identidad, sus intereses partidarios”, dice uno de los estudiantes de la universidad.

Coincide otra estudiante -que prefiere guardar su identidad por temor a represalias ante las denuncias de estudiantes amenazados o golpeados por disentir-, quien argumenta que la FECH se llamó a autodisolución, por la falta de convocatoria, de participación, y porque han perdido capacidad de representar a la mayoría del estudiantado. Argumenta que hay un problema de “legitimidad de origen” pues se tomó una decisión “que no está escrita en ninguna parte”, donde el Consejo de Presidentes asumen la representatividad, en un contexto de pandemia, en el que no han tenido clases presenciales y que, además, “está completamente fuera de los estatutos, no existe posibilidad de hacer una votación como la que están haciendo”.

Opina, al igual que el otro dirigente, que “se pasó a llevar la institucionalidad pobre que tenemos como federación, y se pretende hacer una cuestión que se la sacaron de la manga. Ellos no tienen autoridad para poder ponerse de acuerdo entre ellos y tomar una decisión de esas características”, aunque, señala, que de facto ya está hecho.

Si bien en esta ocasión van dos veces consecutivas que las internas de la FECH no alcanzan la participación mínima requerida por sus propios estatutos, en los comicios anteriores también estuvieron al borde. Además han pasado por impugnaciones de elecciones y en 2018 Alfonso Mohor (Movimiento Autonomista) no alcanzó a terminar su período por acusaciones de acoso laboral.

En cuanto al Congreso Refundacional, la opinión que existe es que aún no lo convocan por la poquísima participación que podría haber, lo cual califican como “irónico” en vista del activo rol que tuvo la FECH para impulsar el plebiscito constitucional de octubre. “La federación estuvo súper involucrada en el proceso por una nueva Constitución, abogando por la democracia, por la representación del pueblo, pero no quieren refundar su propia constitución. No son capaces de llamar a una votación. La FECH para lo único que sirve es para sacar nuevos políticos del Frente Amplio, no sirve para representar a los estudiantes, y los estudiantes lo tienen tan claro que ya la dieron por perdida”.

OPACIDAD DEL PRESUPUESTO

En la misma sesión del Consejo de Presidentes del 5 de noviembre se señaló que a la Federación le quedan $49,9 millones para el año 2020, de los $281.442.364 asignados por la universidad para este año; de estos fondos ya hay dineros comprometidos para buses, trabajos voluntarios, proyectos de las Secretarías y arreglos a realizar en la casa FECH. Y además se tiene aproximadamente $1 millón en caja chica. Lo que ha trascendido es que la nueva estructura creada “a la pinta” del Consejo tendrá manejo de los fondos una vez que se concrete su firma como nueva “directiva electa” ante la Rectoría de la Universidad.

A pesar de su poca representatividad la casa de estudios podría asignarles un presupuesto que estaría rondando los $300 millones para el próximo año. 

El Líbero solicitó vía Transparencia a la casa de estudios el detalle de lo que ha sido el presupuesto de la FECH durante los últimos años. Es así como se supo que para el año 2017 la federación contó con un presupuesto anual de $325.827.200; para 2018 fue de $312.069.922; en 2019 les asignaron $223.445.962; y en 2020 el monto ascendió a $281.442.364.

Alrededor de un tercio de estos fondos se destina al pago de salarios del personal de planta con el que cuenta la Federación, y otra parte importante se dedica al mantenimiento de la infraestructura, pero no hay mayor detalle de que en qué se gasta el resto.

El jefe de la Unidad de Transparencia de la Universidad de Chile, Juan Gimeno Ormeño, explicó que los centros o federaciones de estudiantes son organizaciones estudiantiles autónomas por lo que la casa de estudios “no cuenta con el detalle de todo presupuesto, financiamiento y gasto que dichas entidades administren, ni transfiere o pide devolución de recursos bajo ningún título. En tal sentido, no existen recursos que la Universidad haya traspasado a la Federación de Estudiantes ni información sobre la ejecución presupuestaria de dicha entidad estudiantil correspondiente al año 2019”.

Sin embargo, especifica que “la Universidad de Chile, por medio de su Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios (VAEC), destinan parte de su presupuesto institucional al financiamiento de actividades realizadas por organizaciones estudiantiles”.

Al ser consultada con respecto a los fondos asignados a la FECH, la vicerrectora de Asuntos Estudiantiles, Sonia Pérez Tello, reiteró que “la Universidad de Chile reconoce la autonomía de las organizaciones estudiantiles para definir su quehacer y se compromete a contemplar en el presupuesto institucional un ítem designado a la organización estudiantil con la más alta representación, como es el caso de la FECH”.

Agrega que “dado que la FECH no tiene personalidad jurídica, la colaboración financiera brindada por la Universidad a la FECH se materializa por vías que dispone la normativa administrativa y universitaria: compras públicas y la destinación de funcionarios públicos como apoyo profesional y administrativo para la organización y la contratación de asesores vía convenio de honorarios. Los montos solicitados por la FECH pasan por los filtros de la contraloría interna de nuestra Universidad, por lo cual están sujetos a fiscalización igual que los otros recursos públicos que maneja nuestra institución”.

La transparencia en el manejo del presupuesto fue cuestionada por la lista “Unámonos: Centro Derecha e Independientes a la FECH”, que encabezaba el estudiante de Derecho Joaquín Ugarte.

Ugarte dijo a El Líbero que pudieron identificar que de los $280 millones asignados a la FECH en 2020, “hay $140 millones que se ha gastado en marchas, comandos de estudiantes, en la agenda FECH. Se han gastado en un montón de cosas que son, al final del día, una pérdida de dinero por parte de la federación porque lo está gastando en fines políticos y no en sus estudiantes”.

Una carta publicada en El Mercurio por exdirigentes de la FECH de las décadas de 1980 y 1990 también mostraba preocupación por la forma en que se gastan los recursos: “De un presupuesto de 280 millones, apenas 15 millones se destinaron en ayuda a los estudiantes, mientras que la mayoría se gastó en temas no esenciales, como para el comando por el Apruebo, material para las marchas, eventos ‘culturales’, etcétera”.

Sobre esto varios testimonios confirman que el activismo en la política nacional es mostrado en el detalle del presupuesto como “eventos culturales”, recuerdan que el tema de la Agenda FECH que mostraba mensajes con un claro sesgo político fue llevado a la Contraloría en 2019 porque por su venta, sin entregar boletas, se estaba formando una caja chica sobre la cual no existía ningún control, por este caso se intentó la expulsión del secretario ejecutivo de la federación, Juan Carlos Bustos (RN) por intentar fiscalizar los fondos. 

Dirigentes como Ugarte subrayan que las bases estudiantiles difícilmente conocen en qué se utilizan los fondos de la federación. Indicó que en 2020 “el comando constituyente gastó 10 millones, en las mismas marchas se gastó sobre 5 millones. Se gastaron sobre 18 millones en dos charlas en las que ni siquiera tenían cupos para todos los estudiantes. Ciclos de charlas que tenían fines ideológicos y políticos. Yo, como estudiante, si estuviese en una situación económica mala preferiría que mi federación me ayudara monetariamente en vez de decirme que hay una charla. Hoy los estudiantes necesitan ayuda económica, académica, psicológica. Necesitan una representación real, efectiva y que pelee por sus intereses frente a lo que está haciendo rectoría y frente a lo que está pasando en el país”.

A continuación la información proporcionada por Transparencia sobre los recursos de la FECH:

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