Fallece Zygmunt Bauman, creador del concepto «modernidad líquida»

Fallece Zygmunt Bauman, creador del concepto «modernidad líquida»

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El mundo lamenta el deceso del influyente sociólogo polaco-británico Zygmunt Bauman, a los 91 años, pero celebra también la robustez de su pensamiento. El filósofo y académico de la Universidad de Leeds, quien acuñó el concepto de la «modernidad líquida», falleció en su casa en esa misma localidad de Inglaterra rodeado por su familia, según su esposa Aleksandra Kania.

Hijo de una familia judía polaca en 1925, al oeste de Polonia, Bauman dedicó su obra a la modernidad y a las sociedades contemporáneas. Fue comunista militante y colaborador de los servicios de inteligencia militar comunista en la postguerra. Sin embargo, lo que le precede es su extensa, fértil y crítica reflexión académica sobre el postmodernismo.

A fines de los 80 detuvo al mundo para pensar en el concepto de la «modernidad líquida» y consumista donde todo, incluso el individuo, es algo flexible y susceptible de adoptar el molde político o social que lo contiene, en lugar de sus generaciones anteriores donde valores y dogmas eran algo sólido. Nada era permanente ni fijo, ni siquiera el amor.

Bauman teorizaba sobre un momento de la historia actual en el que las realidades sólidas de nuestros abuelos, como el valor del trabajo, la responsabilidad, el matrimonio o la crianza se iban desvaneciendo en virtud de una revolución industrial imparable que dio paso, en todo orden de cosas, a un mundo más precario.

Imagen foto_00000001Esto, más o menos desde que el ser humano se dio cuenta de su vulnerabilidad dentro de la obra de Dios. El sociólogo fijaba ese hito aproximadamente a fines del siglo 18, cuando la naturaleza humana y la naturaleza impulsaron al hombre a ir en búsqueda de un diseño cultural que fuese duradero desde la racionalidad. Con el paso de los siglos y la pequeñez humana, el resultado habría sido totalmente distinto.

Junto a la técnica, las instituciones y urgencias de la razón dieron paso a un mundo provisional, ansioso de novedades y agotador que potenció la búsqueda de la satisfacción más inmediata. Una flexibilidad que reemplazó a la modernidad sólida.

«Hoy la mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas, que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el futuro. No creemos que haya soluciones definitivas y no sólo eso: no nos gustan. Por ejemplo: la crisis que tienen muchos hombres al cumplir 40 años. Les paraliza el miedo de que las cosas ya no sean como antes. Y lo que más miedo les causa es tener una identidad aferrada a ellos. Un traje que no te puedes quitar», explicaba Bauman a La Vanguardia a inicios de ésta década.

«Todo cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos cambiables y por lo tanto tenemos miedo de fijar nada para siempre. Probablemente su Gobierno, como el del Reino Unido, llama a sus ciudadanos a ser flexibles. ¿Qué significa ser flexible? Significa que no estés comprometido con nada para siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier momento en el que sea requerido. Esto crea una situación líquida. Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua», agregaba. (La Nación)

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