Ex obispo Duarte: «De mi parte, niego actos de connotación sexual»

Ex obispo Duarte: «De mi parte, niego actos de connotación sexual»

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El obispo emérito de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar, ofreció una entrevista de media hora al canal regional de televisión Quintavisión en la que se refirió a su renuncia -aceptada por el Papa Francisco-, en medio de la crisis por denuncias de acoso sexual y encubrimiento en la Iglesia chilena. En ella respondió a las acusaciones que han reflotado en su contra los ex seminaristas Mauricio Pulgar y Sebastián Del Río.

«Niego absolutamente actitudes de connotación sexual de mi parte. Niego absolutamente amenazas», señaló la retirada autoridad eclesiástica, negando además, que en la diócesis de Valparaíso hubiera una asociación ilícita destinada a encubrir abusos sexuales.

«Aquí todos los sacerdotes acusados han ido al tribunal eclesiástico o al tribunal civil. Han sido condenados dos. Otro padre fue condenado, pero no se pudo atestiguar que abusara de menores. Fue sancionado por mí en un hogar de ancianos, fuera de la diócesis, con ministerio restringido. No puede ejercer salvo en ese hogar donde vive», dijo.

Duarte se refirió al episodio relatado por Sebastián Del Río, ocurrido el Miércoles Santo de 2007. Según este, ese día se presentó ante el obispo para denunciar hostigamientos de índole sexual que decía sufrir de parte del rector del seminario San Rafael, en Lo Vásquez. Pero se sintió humillado al ser obligado por Duarte a aplicarle un masaje en la espalda con un ungüento.

El obispo emérito señaló que sufría lumbago y que habitualmente le pedía a su chofer o a la dueña de casa donde vivía que le aplicara Calorub. Y que fue por atender a Del Río, en medio del ajetreo de la festividad religiosa, que le pidió que le aplicara la pomada, descartando cualquier alcance erótico. «Fue eso no más. Y eso no apareció hasta que 2 o 3 años después cambió la historia», sostuvo, aunque admitió que «mirado con el tiempo, fue un error».

Desmintió asimismo que a Del Río y a Pulgar se les cerraran las puertas al sacerdocio a raíz de sus denuncias, sino que se debió a que se les detectaron incompatibilidades vocacionales. Sobre el primero, dijo que al mandarlo a la parroquia de Casablanca «me di cuenta al verlo actuar y por los informes del seminario, que no tenía las condiciones de prudencia y de discreción para ser sacerdote». Sobre el segundo, argumentó que «presentaba características extrañas de personalidad» y que el resultado del chequeo psicológico al que fue sometido «no fue bueno».

Sobre la acusación de Pulgar de haber sufrido sodomía por parte de un sacerdote de apellido Henríquez, cuestionó al denunciante. «¿A qué fue a San Felipe, si sabía que Henríquez era homosexual?», preguntó. (El Mercurio)

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