Esto es sin llorar

Esto es sin llorar

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Apareció el complot. Agobiados por las críticas, las encuestas y el desorden, el oficialismo ahora denuncia la existencia de una campaña desestabilizadora contra la Presidenta. El senador Navarro habla de sedición; Isabel Allende de femicidio; Jaime Quintana de juego sucio; el ex vocero Vidal, dice que estamos al límite. Osvaldo Andrade, que se busca demonizar las reformas. En fin, suma y sigue.

Es claro que la izquierda tiene mala memoria. Olvidan la forma cómo trataron, entre otros, al ex Presidente Piñera cuando vivía sus peores momentos en las encuestas, partiendo por la ya famosa frase del diputado Andrade cuando señaló que el país no se merecía un mandatario tan impopular. En la ocasión, nadie lo acusó de buscar desestabilizar al gobierno, ni nada parecido. Se entendía que era parte del lenguaje duro, pero también propio de la política. Ahora que la cosa se les revirtió, les duele recibir el mismo trato.

Pero, ¿cuáles son las faltas de respeto a las que aluden? Se dice que se quiere instalar el rumor de que Bachelet renunciaría a su cargo. Pues bien, no hay que olvidar que fue ella misma la primera que aludió al tema cuando en una reunión con la prensa extranjera señaló que no pensaba en renunciar. Hasta esa fecha nadie había pensado aquello. Algo parecido sucede con las especulaciones que surgieron sobre la salud de la Mandataria, todas la cuales se originaron en el seno mismo de la coalición gobernante. Y si de cuestionamientos feroces se trata, no cabe duda que quien encabeza la lista sería el ministro Eyzaguirre y su autocrítica a la forma cómo están gobernando. O de Ricardo Lagos, que primero se da el lujo de decir en La Moneda que la gente le pide que ponga orden, y luego señala que hay que tenerle más respeto a la Presidenta.

Por eso, cuando el senador Navarro dice que existe un plan del rumor contra Bachelet  que busca quebrar la institucionalidad, y que eso es sedición, se está pegando un tiro en el pie. La mayor parte de los supuestos acusados serían de su propio sector. Porque el verdadero problema de La Moneda es el “fuego amigo”, esto es, el que proviene de sus propias filas. Partiendo por él mismo, que esta semana dijo que la Presidenta goza de buena salud, y que son los ministros lo que han caído en cama, confirmando el mal ambiente que se vive en palacio.

Ahora, que la derecha aproveche y amplifique estas divisiones es algo natural, propio de la vida política. Pero, por favor, esto es sin llorar. Que la política es dura, es un chiste viejo. Pero al final nada de ello constituye un boicot ni un abuso a la libertad de expresión. Son opiniones, análisis propios de una democracia. Son finalmente críticas que no van más allá de eso. Llevar el tema a escenarios de campañas oscuras no hace más que develar la debilidad en que se encuentran.

Y esto no parará porque ahora prometan que serán más cuidadosos en sus opiniones. Una coalición débil siempre está expuesta a la crítica, especialmente la interna. Quizás por ello, frente al respaldo que dio el oficialismo a Bachelet esta semana, su madre,  Angela Jeria, dijo: “quizás es demasiado tarde”.

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