Ernesto Silva reaparece con H. Larraín y J.A. Coloma en La Moneda

Ernesto Silva reaparece con H. Larraín y J.A. Coloma en La Moneda

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Nada es gratuito ni casual, menos en política y por lo mismo, tampoco lo fue la comentada reunión que este jueves protagonizó la UDI en La Moneda con los ministros del Interior, Rodrigo Peñailillo, y de la Secretaría General de la Presidencia, Ximena Rincón, para hablar de financiamiento de la política en pleno apogeo del caso Penta y el desfile de gremialistas por tribunales. El timonel Ernesto Silva se jugó una carta y llegó escoltado por los senadores Hernán Larraín y Juan Antonio Coloma, con el objetivo claro de dar una señal interna a las huestes de calle Suecia para aplacar la tensión que impera en la tienda y las públicas dudas que se han instalado sobre la continuidad de la directiva que encabeza.

La reunión con Peñailillo la pidió la UDI, fue idea de ellos y aunque generó suspicacias e incluso molestia en el oficialismo –basta recordar la ironía del presidente del PS, Osvaldo Andrade, quien dijo estar “feliz” de que el Gobierno se juntara con los que saben “hacer trucherías”–, en La Moneda aseguraban que el ministro del Interior no podía negar la audiencia que le habían solicitado, que ese criterio de reunirse con todos ha sido un sello de su gestión.

Ya se sabía que en la UDI se optó por diversificar las vocerías, para que Silva no estuviera todos los días y a cada rato en la primera línea dando explicaciones de todas las revelaciones que cotidianamente surgen en el caso Penta. Pero el despliegue de ayer en Palacio hizo evidente –como lo reconocieron en el propio partido– que las riendas de la crisis la empiezan a asumir públicamente los “coroneles” de la colectividad.

“Es una señal interna”, así explicaron en el gremialismo que Silva llegara con Coloma y Larraín, dos nombres que en las últimas semanas han sonado fuerte como alternativa para reemplazar al actual timonel UDI, cuestionado intensamente a nivel interno por la errática estrategia seguida desde que estalló el caso Penta, de negar porfiadamente los hechos y tratar de empatar políticamente, apuntando al ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, y poner el acento en que las irregularidades en el financiamiento de campañas constituyen una práctica generalizada.

De hecho, Larraín dijo categóricamente a la salida de la cita que en la UDI “tenemos un presidente y seguirá siendo nuestro presidente”, palabras que fueron agradecidas por Silva al senador en privado, mientras Coloma declaraba públicamente que el timonel “cuenta con el respaldo de todos”, junto con agregar que “aquí no hay dos lecturas, estamos trabajando junto al presidente del partido, cada vez que el presidente del partido convoque respecto de un tema, vamos a estar los senadores”.

Con esto, desde la directiva confirmaron que se desactivó la reunión que se había planificado para esta semana entre la dirigencia y las bancadas parlamentarias, para tratar de aplacar el ruido interno. El martes, la cita fracasó por el trasnoche que hubo en el Senado por la tramitación del cambio del sistema binominal, el miércoles no se convocó tampoco y ya ayer en la tarde se había descartado que se concretara.

Sumar a Coloma y Larraín también apuntó a descomprimir el abierto choque entre diputados y senadores de la UDI. En la bancada de la Cámara Baja, Silva tiene la mayor cantidad de apoyos y adeptos, quienes criticaron estas semanas a sus pares de la Cámara Alta por no guardar un estratégico silencio y distancia ni tampoco defender a la mesa directiva en los peores días del caso Penta.

Pero, además, la UDI cambió el tono y el foco. La semana pasada la directiva en pleno, acompañada de ex presidentes y senadores, pidió disculpas públicas por las irregularidades descubiertas con el Pentagate, pero mantuvieron el punto de insistir en la lógica del empate.

Si bien eso fue visto como un giro de la criticada estrategia original, la declaración pública de Ena von Baer en que habló deerror involuntario no ayudó, por lo que Silva aceptó –afirmaron en la UDI– escuchar, pero sobre todo hacer caso, “a la opinión, consejo y sugerencias” de los coroneles para tratar de sacar al partido de uno de los peores momentos de su historia.

Fue sintomático que Coloma ayer en La Moneda, a la salida de la reunión con Peñailillo, optara por una recatada y políticamente correcta respuesta ante la información de la actividad organizada por el actual canciller Heraldo Muñoz en Nueva York en septiembre de 2013, con el fin de recaudar fondos para la campaña presidencial de Michelle Bachelet.

A la luz de lo desplegado las últimas semanas, era el momento de darse un festín, pero Silva optó por no opinar y Coloma solo precisó que “esta no es la hora de las acusaciones” y solo agregó que “es hora de que los tribunales investiguen, eso es lo que les da tranquilidad a todas las partes y ellos deberán determinar responsabilidades”.

Si bien un sector de la bancada de diputados no desperdició el momento para hacer un intenso despliegue con fotos del yate en que fue la cena de recaudación y evaluaban citar al ministro Muñoz al Congreso, la idea no tuvo eco en Santiago o, al menos, se trató de bajar el perfil al respecto.

En el gremialismo explican que ahora el foco está puesto en “abrir el abanico”, tratar de “desmarcar al partido del caso Penta” y asumir un discurso más humilde ante el peso de los hechos.

Por eso, la UDI llevó ayer a Peñailillo un paquete de propuestas para la calidad y modernización de la política, que abarca desde financiamiento, transparencia, fortalecer el Servicio Electoral, la no intervención de autoridades en campañas, hasta propuestas de austeridad de la actividad política, que incluyen una revisión de la escala y estructura de sueldos.

También propusieron al ministro del Interior que lidere una agenda de trabajo de estos temas con todos los partidos políticos y “con quien estime conveniente” para avanzar en las propuestas para mejorar la calidad e integridad de la política.

Silva fue bien general en sus declaraciones, fue Larraín quien detalló las propuestas, mientras el timonel escuchaba silencioso en un segundo plano. El discurso del senador por la VII Región fue lo opuesto a lo visto por la dirigencia UDI las semanas previas: “La clase política hoy es objeto de sospecha, de desconfianza, hemos aprendido esta lección con dureza en estos días, queremos, con trabajo honesto y con humildad, que ojalá en dos o tres años más los chilenos puedan estar orgullosos de mundo político”.

Habló de que en el partido “estamos conscientes de los hechos”, que han “aprendido la lección” y, de paso, él mismo descartó que intentaran un acuerdo político bajo cuerda para tratar de evitar que el caso Penta avance, como se ha especulado reiteradamente durante meses y que La Moneda ha desechado en cada una de las ocasiones. “Los problemas de estos días tienen su cauce institucional en los tribunales de justicia, eso no se habla ni se toca, no estamos pensando en casos puntuales”, sentenció Larraín.

Dio una última señal no menor. En el marco de las conversaciones del proyecto de financiamiento de la política que impulsa el Gobierno, La Moneda y el oficialismo apuntan a eliminar el aporte reservado de las empresas y acotarlo solo a personas naturales, lo que hasta ahora la derecha, la UDI y RN, rechazan.

Pero ayer Larraín precisó que “estamos dispuestos a discutir el tema (…) y si el acuerdo, como pareciera que va para allá, es que se terminen los aportes de las empresas, yo personalmente no le veo inconveniente”.

En la UDI esperan que las próximas semanas baje la presión pública por el Caso Penta, creen que al menos en esta fase ya pasó lo peor y que ahora deben sortear aguas menos turbulentas hasta marzo, cuando viene la segunda tormenta con las formalizaciones que dicte la Fiscalía. La apuesta es que esta nueva estrategia con la asesoría de los coroneles ayude a que sea menos tortuosa la travesía, aunque no ponen las manos al fuego ante la eventualidad de que estalle otra arista que los regrese al ojo del huracán. (El Mostrador)

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