El verano horrible de las señoras Penta

El verano horrible de las señoras Penta

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Ese día fueron exageradamente puntuales. María de la Luz Chadwick Hurtado y Verónica Méndez Ureta llegaron el martes 7 de febrero al edificio A del Centro de Justicia a las 9 de la mañana: una hora antes de ser formalizadas por delitos tributarios reiterados y facilitar boletas ideológicamente falsas.

Era la misma ansiedad de la primera vez que visitaron a  sus esposos en la Capitán Yáber, también un martes, el primero que se les permitió visita luego de que los controladores de Penta comenzaran a dormir tras las rejas, en prisión preventiva. Ese día arribaron casi dos horas antes de que comenzara el horario de visitas.

Sin sonrisas ni maquillaje. Desde que estalló el caso Penta y puso en el vórtice del huracán a sus maridos Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, la risa no abunda. No solo porque el círculo que rodea a las mujeres cree firmemente en su inocencia, sino también en una especie de “revancha” del Ministerio Público y una presión a los “Carlos”.

Cercanos a la familia aseguran que la vendetta de la Fiscalía es una respuesta al rechazo de la defensa de Délano y Lavín a someterse a un juicio abreviado, promocionado e impulsado por el organismo persecutor, en el que se concretan acuerdos para reducir las penas de los imputados. Un amigo de la familia lo resume así: “Por eso fueron tras sus esposas. No se quisieron someter a este juicio abreviado porque saben que ganarán el juicio oral”.

Los golpes

Desde que el caso platas políticas estalló, existen dos momentos que han significado un golpe duro para las esposas de los controladores de Penta, sobre todo por la exposición mediática y porque bajo ningún punto de vista quieren ser vinculadas con algún delito.

El primero es cuando se decretó prisión preventiva para sus cónyuges, en marzo de 2015.

“Esto ha sido duro, muy duro”, es todo lo que comentó a la prensa entonces “Malú” Chadwick, esposa de Lavín, antes de tomarse un café cargado de endulzante y visitar por primera vez a su marido en la Capitán Yáber.

Fuentes de la investigación señalan que la victimización a la que alude el círculo de las mujeres no puede ser tal, porque cuando los talonarios se acababan, daban poderes para sacar nuevos y también hacían una declaración anual de impuestos. “Es inverosímil tratarlas como limítrofes o incapaces”, sentencian.

Aunque la angustia no es la misma que cuando vieron a sus maridos tras las rejas, la formalización también es un puñal: “Lo han pasado mal”, comenta de entrada un amigo cercano a Verónica Méndez –casada con Délano– y a “Malú” Chadwick, a días de que fueran formalizadas.

De profesión traductora, Verónica Teresa Méndez Ureta (63 años), está casada hace 41 años con Carlos Alberto Délano (68 años), con quien tiene 9 hijos: Carlos, Pablo, José Luis, Tomás, Andrés, Benjamín, Agustín, Verónica y Macarena. Tiene 24 nietos y siempre ha estado al cuidado de su familia.

María de la Luz Chadwick (67 años), en tanto, es la segunda esposa de Carlos Eugenio Lavín (74 años), quien tiene tres hijos, María Angélica, Alejandra y Carlos Eugenio, con la periodista y escritora Elizabeth Subercaseaux.

“Malú”, como le dicen sus más cercanos, está casada hace 39 años con Lavín, con quien tuvieron a Francisco José Lavín Chadwick. Desde entonces, María de la Luz se ha dedicado a la crianza y a cuidar del hogar.

“A la Vero y a la Malú las veo muy firmes, pero ha sido un golpe para ellas. Ambas hacían lo que les decían los maridos. Creo que ni siquiera sabían lo que firmaban”, precisa un amigo de la familia.

En particular, la misma fuente, recuerda lo importante que ha sido Verónica Méndez, cuando el “Choclo” Délano estaba detenido y se consiguió permiso para asistir al matrimonio de uno de sus hijos. “La Vero es muy fuerte y buena onda, ha ayudado lo mejor que ha podido a su marido con la inmensa familia que tiene. Ha sido un apoyo fundamental. Y sí, ha sido golpeada (por el caso Penta)”, recuerda un conocido.

Los “pecados” de los Carlos

En el círculo de ambas mujeres, una de las cosas que se repite es que Chadwick y Méndez fueron víctimas de “los pecados de sus esposos”, como puntualiza un cercano. Un mundo donde reiteran que ambas nunca han sido personajes públicos. Las comunicaciones tras su formalización han estado en manos de Extend, de las hermanas Velasco.

Sin embargo, para los investigadores del caso Penta, los nombres de María de la Luz Chadwick y Verónica Hurtado están sobre la mesa desde que el Servicio de Impuestos Internos (SII) se querellara, mucho tiempo antes de que fueran formalizadas por la facilitación de boletas ideológicamente falsas a Inmobiliaria Los Estancieros y Penta III, entre 2008 y 2013.

Fuentes de la investigación señalan que la victimización a la que alude el círculo de las mujeres no puede ser tal, porque cuando los talonarios se acababan, daban poderes para sacar nuevos y también hacían una declaración anual de impuestos. “Es inverosímil tratarlas como limítrofes o incapaces”, sentencian.

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