El vacunazo-Sergio Urzúa

El vacunazo-Sergio Urzúa

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La producción de vacunas contra el covid-19 se acelera en el planeta. Solo entre AstraZeneca, Pfizer y Moderna se esperan 5.300 millones de dosis el 2021. Sin embargo, no solo la disponibilidad de los codiciados frasquitos ha dado dolores de cabeza a los países. La logística tras la vacunación también ha sido un problema.

En EE.UU., por ejemplo, el plan inicial de la administración Trump era vacunar a 20 millones de personas antes del 31 de diciembre. Las dosis estaban, pero en la fecha estipulada solo 2 millones habían recibido un pinchazo. Y el atraso no paró. Aun cuando hace semanas existe holgura en el número de dosis listas para ser utilizadas, al cerrar esta columna solo un 3,5% de la población ha recibido algún tipo de inmunización. ¿Un caso aislado? No. Guardando diferencias, se repite en Francia (0,6%), Alemania (1,2%) y España (1,6%). El Reino Unido lo hace un poco mejor (5,4%), pero lejos de lo necesario para contener el contagio.

Entonces, si no es la escasez de dosis, ¿qué explica la lentitud? Se pueden identificar al menos cuatro factores. Primero, la logística en torno a la inyección. Esta no envuelve solo una rápida inoculación, sino que un proceso de varios minutos para descartar posibles efectos secundarios.

Segundo, la utilización de hospitales y consultorios aún colapsados por los contagios como centros de vacunación. Su personal, exhausto por meses de trabajo sin respiro, difícilmente puede acelerar el proceso.

Tercero, las dificultades del Estado para verificar quién califica para ser vacunado en cada etapa. ¿Quiénes son trabajadores esenciales? ¿Cómo confirmar su condición? ¿Cómo identificar y rechazar a los colados? Un proceso que depende de datos que el Estado no tiene a disposición.

Cuarto, que miembros de los grupos prioritarios pueden optar por no vacunarse. En algunos condados de California, por ejemplo, 50% de los trabajadores de la salud decidieron no hacerlo. Dar con ellos y conocer tal decisión implica tiempo y esfuerzos dilapidados. ¿Pasará en Chile? Un estudio de 2020 indicó que apenas un 61% de encuestados se inyectaría. ¿Y si se da el pinchazo al primero que llegue sin distinción? Colas y caos si no hay una milimétrica preparación.

Ahora, ¿se puede evitar el atraso? Sí, Israel es un caso interesante. Con recursos (pagaron caro por dosis), innovación (se vacuna en estadios), tecnología (mucho dato) y gracias a un sistema que coordina a Estado y privados, un 25% de su población ha recibido alguna inmunización.

Las esperanzas sobre el proceso que se inicia son inmensas. A mayor velocidad, más rápida la recuperación. En Chile, el Gobierno apuesta por vacunar a 5 millones de personas (más de 25% de población) antes del 31 de marzo del 2021. Para esto, desde hoy y hasta entonces, en promedio 70 mil personas al día deberán recibir un pinchazo en el brazo. ¿Será realista? Dadas las falencias del Estado, ojalá el esfuerzo cuente con el apoyo privado. Como sea, aseguradas las dosis, todo dependerá de la quirúrgica implementación de un masivo plan de vacunación que, por el bien del país, no puede mutar en un gigantesco “vacunazo”. (El Mercurio)

Sergio Urzúa

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