Interesante el comentario del abogado Eduardo Etcheverry (24 de diciembre) respecto del precio que deberemos, eventualmente, pagar como sociedad, producto del acuerdo alcanzado con los representantes del sector de trabajadores portuarios eventuales de uno de los terminales de Valparaíso, ya que «deja abierta una amplia puerta por donde seguirán apareciendo grupos de presión ya enterados de que con violencia podrán conseguir beneficios cuando ello no sea posible de lograr por los canales institucionales por no estar contemplados en las leyes…».
Le encuentro razón al señalar que el hecho al que se refiere no está contemplado como corresponde en las leyes, a pesar de que nuestra legislación relativa a las concesiones portuarias es relativamente nueva. Ello ha contribuido a haber debido enfrentar significativos conflictos portuarios en los últimos 15 años, los que han ocasionado millonarias pérdidas al comercio exterior de nuestro país. Afortunadamente, ante la falencia de políticas públicas adecuadas, varios terminales portuarios reaccionaron y modificaron las condiciones básicas de trabajo de sus trabajadores, lo que ha redundado en una razonable tranquilidad en la prestación de sus servicios. Ante una evidente falta de reacción de las autoridades gubernamentales, se actuó en subsidio, evitando así males mayores, tanto a los trabajadores como a la sociedad en su conjunto, al comercio exterior y a su propia operación.
Ello es parte de la visión empresarial que se requiere para actuar oportunamente, especialmente cuando el bien común es afectado. En ese momento, cuando las pretensiones empresariales se enfrentan al tener que elegir entre una rígida posición que defiende sus derechos legales y la falencia de regulaciones que ha creado una injusta situación laboral y que, en su desarrollo, ha afectado muchos intereses, los empresarios deben actuar en función de implementar soluciones que, si bien pueden alterar «momentáneamente» sus principios empresariales, sean coincidentes con el bien común, aspecto que por lo demás incluye su propia subsistencia. Ello ha sido demostrado en innumerables ocasiones, incluyendo -reitero- situaciones similares que han afectado a otros puertos de nuestro país, lo que, en una actitud pragmática, le han otorgado amplia estabilidad a una actividad muy compleja y cambiante. (El Mercurio Cartas)
Ronald Bown Fernández
Presidente Asoc. de Exportadores de Frutas de Chile



