El futuro no es lo que solía ser-Loreto Cox

El futuro no es lo que solía ser-Loreto Cox

Compartir

¿Hasta qué punto el valor de la vida humana justifica restringir las libertades más básicas? ¿Cuánto puede vigilarnos el Estado en pos del bien común? ¿Cuánto tiempo podemos estar aislados, contraviniendo nuestra naturaleza? El virus nos ha traído preguntas duras, preguntas que exigen decisiones individuales y, en especial, de las autoridades.

Autoridades que la tienen difícil, primero, porque ante todo hay incertidumbre. Por ahora, gran parte de los datos que tenemos están fuertemente sesgados por las estrategias de testeo. No sabemos bien la fuerza del contagio asintomático o cuánta inmunidad produce haber sido infectado. Por supuesto, tampoco sabemos cuánto falta para encontrar la cura. Así las cosas, no es claro cuánto debiera durar el aislamiento para minimizar los costos epidemiológicos, más aún si consideramos la posibilidad de rebrotes.

Más allá de la epidemiología, hay también incertidumbre sobre los costos económicos y sociales del aislamiento. Desempleo, pobreza, desigualdad; soledad, depresión, peleas. No tenemos suficiente evidencia de fenómenos como este, y el desprestigio de los expertos, en especial de los economistas, ha dificultado incluirlos adecuadamente en el debate.

Este vacío de certezas golpea a ciudadanos que están abrumados por información, a veces falsa, a veces verdadera, pero siempre incompleta. Y los golpea en una de sus fibras más íntimas, como es el miedo a la muerte. ¿Y si fuera yo? ¿Y si uno de los míos? Son preguntas que rondan a ciudadanos que en las últimas décadas se han empoderado y que, desesperados, demandan soluciones.

Estas demandas caen sobre un gobierno que ya venía debilitado, con un Presidente que parte enfrentando el virus sin apoyo popular, en un ambiente hiperpolarizado, con un sistema político que carece de confianza y al que le cuesta hasta acordar la forma en que el Congreso vota cuando no se puede asistir a las sesiones. En suma, un contexto difícil para tomar decisiones complejas, más aún si estas fueran contra las presiones mayoritarias.

En circunstancias habituales, diríamos, miremos hacia afuera. Pero la incertidumbre y el miedo al virus son problemas en todas partes. Además, no olvidemos, entre los países más afectados por esta crisis, y descontando los gobiernos autoritarios (China, Singapur), encontramos fuertes tintes populistas (Italia, EE.UU., Reino Unido) y severas crisis políticas (España). En fin, un contexto global también adverso a las decisiones impopulares.

Ciertamente no sabemos si las medidas que se están tomando terminarán por ser correctas en el largo plazo. Como dijo un famoso deportista, es difícil hacer predicciones, especialmente sobre el futuro (premonitoriamente, dijo también que el futuro no es lo que solía ser). Pero la falta de certezas en un tema que toca temores profundos, sumada a la mala política, aquí y afuera, hacen preguntarse si están las condiciones para tomar las mejores decisiones y si, ante eso, estamos teniendo el mejor debate. (El Mercurio)

Loreto Cox

Dejar una respuesta