El duro aterrizaje de Bachelet en la ONU

El duro aterrizaje de Bachelet en la ONU

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Los primeros días de septiembre no han sido precisamente fáciles para la ex Presidenta Michelle Bachelet. Desde que asumió como Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos (Acnudh), la ex Mandataria chilena ha dejado los debates nacionales para sumergirse en conflictos a nivel internacional. Sin embargo, en este nuevo ambiente de discusión global ha terminado convirtiéndose, en más de una ocasión, en blanco de reproches de diversos países del mundo.

Tras inaugurar el cargo el pasado 3 de septiembre, Bachelet se enfocó de lleno en su nuevo rol y ese mismo día dirigió sus dardos a Myanmar, donde dos reporteros de la agencia de noticias Reuters fueron condenados a siete años de cárcel por su cobertura sobre la minoría rohingya. La ex jefa de Estado tildó de «parodia» el juicio al que fueron sometidos y llamó al país a dejarlos en libertad. Todo iba bien en su flamante regreso a la política internacional.

Ello hasta el 10 de septiembre pasado, día en que emitió su primer discurso oficial en Ginebra ante el Consejo de Derechos Humanos del organismo. Allí, puso sobre la mesa cuáles serían sus principales temáticas a tratar y lanzó sus dardos a diversos países. Cuestionó a Italia y Austria por su política migratoria; alertó sobre China, por las acusaciones sobre «detenciones arbitrarias»; criticó a EE.UU. por la separación de niños y sus familias inmigrantes en la frontera, e hizo latente que dedicará especial atención a las crisis de Venezuela y Nicaragua, entre muchos otros temas.

Tal como era de esperarse, los coletazos comenzaron a llegar. La molestia de Italia y Austria En sus palabras, la ex Mandataria hizo especial énfasis en la compleja situación migratoria que viven diversas zonas del mundo. Una de ellas es Italia, que ha sido de las naciones de la Unión Europea más afectadas por la crisis de refugiados que afecta al bloque. Por eso, el recién asumido Gobierno ultranacionalista ha impulsado una política que incluye cerrar sus puertos a las embarcaciones de ONGs que rescatan inmigrantes del mar.

Una decisión que Bachelet no comparte. «Este tipo de posicionamiento político y otros acontecimientos recientes tienen consecuencias devastadoras para mucha gente que ya es vulnerable», cuestionó. «A pesar de que el número de migrantes que cruzan el Mediterráneo ha disminuido, la tasa de mortalidad (…) en los primeros seis meses de este año es más alta que antes», añadió y aseguró que enviará a Italia y Austria un equipo de expertos para evaluar cómo se trata a los refugiados en su territorio. Desde Roma la repuesta llegó de inmediato. «No aceptamos lecciones de nadie y menos aún de la ONU, que se muestra incapaz, inútilmente costosa y desinformada», afirmó Matteo Salvini, ministro del Interior.

El líder del partido ultraderechista Liga negó cualquier alarma de racismo en el país y amenazó con recortar las contribuciones de recursos que Italia entrega a la ONU todos los años. «Financiamiento del despilfarro, la malversación de fondos y el robo», lo llamó. Por su parte, desde Viena, el canciller austriaco, Sebastian Kurz, reaccionó con desdén a la intención de Bachelet de investigar a su país. «Esperamos que después de esta investigación la ONU encuentre el tiempo y los medios para ocuparse de países donde diariamente se aplican la tortura y la pena de muerte y donde no hay respeto a la libertad de expresión, prensa, reunión y religión», replicó Kurz, quien aprovechó de recordar que Bachelet es «ex política socialista y miembro de la Internacional Socialista».

El llamado de China Otro de los que le envió un mensaje directo de respuesta a Bachelet fue China. En su primer pronunciamiento, la alta comisionada condenó las políticas del régimen de Xi Jinping, advirtiendo sobre las «acusaciones profundamente perturbadoras de detenciones arbitrarias a gran escala de uigures (grupo étnico) y de otras comunidades musulmanas, en los denominados campos de reeducación en Xinjiang». Y alertó sobre «patrones de violaciones a los derechos humanos en otras regiones».

Un informe de Human Rights Watch reveló que miles de uigures están siendo perseguidos, reprimidos y detenidos de forma irregular por las autoridades chinas, para ser «adoctrinados» en términos políticos y religiosos. Ante la crítica, el portavoz de la diplomacia china, Geng Shuang, salió al paso y argumentó que la región de Xinjiang enfrenta una amenaza de militantes islamistas y separatistas que han provocado tensiones en la zona. Aprovechó la instancia e hizo un llamado especial a Bachelet: «China llama a la comisionada y a la oficina (…) a permitir escrupulosamente la misión y principios de la carta de la ONU, a respetar la soberanía china, a realizar en forma justa y objetiva sus deberes y a no oír información de un solo lado». Venezuela y Nicaragua Las presiones sobre el deber de ocuparse de las crisis políticas que afectan a Venezuela y Nicaragua también calaron en la ex Presidenta. En sus palabras inaugurales afirmó que «el número cada vez mayor de personas que huyen de Venezuela y Nicaragua demuestra una vez más la necesidad de defender constantemente los derechos humanos». Enfatizó que «es urgente ayudar a los Estados receptores a resolver los muchos desafíos que plantean dichos movimientos» e instó al Consejo a tomar «todas las medidas disponibles para abordar las graves violaciones de los derechos humanos que se han documentado en informes recientes» en ambos países.

Por último, reprochó que el gobierno de Nicolás Maduro «no ha mostrado apertura para una rendición de cuentas genuina», mientras que sobre Nicaragua, lamentó la expulsión del equipo de expertos de la ONU y pidió reforzar la «supervisión» de dicho país. En respuesta, desde Venezuela se mostraron cooperantes, pero claros en lo que esperan de Bachelet. «Tenemos plena confianza en que la nueva alta comisionada respetará su mandato e independencia, y tendrá la voluntad de comenzar una nueva etapa de cooperación», dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza. Solo dos semanas han transcurrido desde que la ex Presidenta asumió su cargo. ¿Cómo continuará? habrá que observar el resto de los cuatro años que aún le quedan por delante.

 

Emol/Agencias

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