El día después

El día después

Compartir

El 5 de septiembre pasará a ser un día de suma relevancia en términos políticos. Independiente de cuál sea el resultado que arroje el plebiscito, ya tenemos claro que la mayoría de los actores tienen como norte volver a centrar sus esfuerzos en contar con una carta fundamental que cumpla con las aspiraciones de ordenar institucionalmente el país con miras al futuro. En tal sentido, el proceso por una nueva constitución continuará.

Aquí no caben las lamentaciones, pero claramente se perdió una oportunidad irrepetible de haber concebido una hoja de ruta a nivel país que aglutinara las distintas visiones y aspiraciones de los sectores más diversos, conjugando inclusión, cohesión, sostenibilidad y desarrollo bajo un andamiaje institucional.

Está claro, también, que el día lunes posterior al plebiscito no volveremos a partir de cero, que se tendrán insumos fundamentales para elaborar una nueva propuesta constitucional que tenga como base los compromisos que los distintos sectores políticos ya han puesto sobre la mesa, a partir de la amplia discusión que durante este año se ha llevado a cabo al interior de la Convención Constituyente. Además, se podrán recoger las distintas propuestas que a través del tiempo se han planteado para articular los diversos intereses sociales.

Será importante evitar los errores que hoy ponen en jaque la propuesta constitucional. En ese sentido, se deberá intentar equilibrar las distintas visiones de sociedad existentes en el país creando un marco superior que fortalezca el sistema democrático, es decir la clara distribución del poder al interior de la sociedad teniendo todos elementos básicos de pesos y contrapesos, fundados en la legitimidad de las instituciones que permitan tomar decisiones con transparencia y obligando a quienes lo hacen a actuar con responsabilidad.

En este sentido, un aspecto que será central en esta discusión volverá a ser el sistema político. Esperamos que esta vez se tomen en consideración los distintos componentes y la interacción que cada uno de ellos genera en el largo plazo. Su existencia, funcionamiento y atribuciones no son neutras para la sociedad, ellas generan incentivos se traducen en prácticas que ordenan posiciones y delimitan las relaciones al interior de la sociedad.

Por todo esto, resultará básico entender el rol que juega el Poder Ejecutivo, los atributos que tiene el Congreso y la jerarquía que debe tener el Poder Judicial en este entramado institucional. Así también, será muy importante contar con un sistema de partidos sólido y representativo, con la figura de las coaliciones políticas, sea electorales o de gobierno. El sistema electoral y el financiamiento de la actividad política deben quedar claramente delineados para que contribuyan a establecer al menos tres conceptos fundamentales: Asegurar la estabilidad democrática, permitir gobernabilidad del sistema y profundizar la democratización de la sociedad.

Ya hemos visto que esta no es una tarea fácil, que ha sido costoso y para muchos un proceso doloroso, pero el camino continúa y que el gran desafío de esta generación es construir un sistema político para el Chile que viene, que responda a las expectativas creadas frente a una población que se movilizó para conseguirlo. (La Tercera)

Aldo Cassinelli