El desafío de la derecha

El desafío de la derecha

Compartir

La mala evaluación ciudadana encendió las alarmas en los partidos de derecha; no sólo el caso Penta y los cuestionamientos al financiamiento irregular, que tienen a la UDI en el ojo del huracán, sino también el haber visto debilitado su rol opositor y su capacidad de fiscalización frente a un gobierno que ha sabido aprovechar estas debilidades.

La agenda legislativa que el Ejecutivo impuso en el Congreso, en jornadas maratónicas y casi sin cambios, se vino a sumar a este mal momento y aportó en la negativa evaluación ciudadana. Una derecha sin discurso o estrategia común era sometida a la aplanadora legislativa, viéndose débil frente a su electorado que observa molesto su mal desempeño.

Pero la pregunta no es si la derecha esta en un mal momento, sino como espera enfrentar el desafio que su actual posicionamiento le exige frente a la ciudadanía. Para esto, la necesidad de recuperar la confianza de sus electores exigirá cambios profundos y reales, y no sólo cosméticos cambios de nombre. Así lo entienden las directivas de los partidos UDI y RN que han decidido construir una nueva coalición junto al PRI y al movimiento Evopoli,  definiéndola como una coalición política que haga posible el encuentro entre las fuerzas de derecha y las de centro, abriendo las posibilidades electorales a un nuevo escenario.

Pero esta buena señal política de apertura e institucionalización, son dos características olvidadas hace tiempo en el mar de divisiones y peleas personales en que se había convertido la derecha en las últimas elecciones y que explican en parte importante su derrota. Así, este llamado a la unidad en torno a este nuevo referente, no ha logrado aplacar las críticas, porque es una promesa a la que aún le falta convertirse -en los hechos y en la acción política- como una realidad.

El actual gobierno enfrenta una situación compleja, con una gestión mal evaluada por la mayoría del país, pero que aún no logra ser capitalizada por nadie. Esto hace que la estrategia del gobierno sea compararse con la oposición en su mediocre evaluación y sentirse satisfecho sólo con superarla. El mediocre desempeño del Ejecutivo no ha logrado traducirse en apoyo para la oposición y sus liderazgos o partidos. Este debiera ser el centro del verdadero análisis y debate de cómo salir de su actual momento.

El camino pasa por hacer los cambios que permitan recuperar la confianza no sólo de su electorado más tradicional, sino a partir de esta nueva credibilidad abrirse a la posibilidad de ser alternativa para captar el descontento de muchos electores moderados y decepcionados de la labor del actual gobierno. El costo de estos cambios será importante, pero lograr las transformaciones importantes siempre traerá aparejado cuotas de dolor y sacrificio, como en toda reformulación profunda.

El único error que no pueden cometer los partidos de derecha en la implementación de esos cambios necesarios, es retroceder, o peor aún, abortar sus procesos de renovación tanto de liderazgos como de acción política. Sería poco creíble que los cambios demandados implicaran sólo el regreso de los mismos liderazgos de los últimos veinte años, y no lograran consolidar estos procesos de renovación.

A las actuales directivas les ha tocado enfrentar no sólo los efectos de la derrota electoral que los sacó del gobierno, sin tener ni protagonismo ni mayor responsabilidad en ella, y recién veremos sus capacidades en plenitud en la conducción del proceso electoral municipal del próximo año. Ver si los sacrificios que implican implementar cambios políticos profundos le permiten lograr articular un proyecto político consensuado, amplio y convocante, que traducido en una agenda clara y conectada con esa mayoría social que hoy evalúa negativamente al gobierno, le podrían permitir mirar con optimismo su futuro. Pero es mucho el trabajo y poco el tiempo para tamaño desafío. (La Tercera)

Dejar una respuesta