El aterrizaje de Tohá, la ministra “del cambio de tono” y sus...

El aterrizaje de Tohá, la ministra “del cambio de tono” y sus 30 puntos sobre Boric

Compartir

“Un 56% aprueba la gestión de la ministra Tohá, mientras que solo 26% aprueba la gestión del Presidente Boric. Es muy inusual esta diferencia, y probablemente muy inestable”.

Lo escribió el especialista en opinión pública y profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica (UC), Roberto Méndez, la noche del domingo, apenas se conoció la última encuesta Cadem. Méndez, que analiza cada sondeo que aparece, puso su mirada en la aprobación de la ministra del Interior, que asumió el 6 de septiembre y, por lo tanto, lleva apenas siete semanas en el cargo. Se fijó no solo en su buen respaldo ciudadano, sino que en los 30 puntos que la separan de Boric.

Lo explica:

“Ha logrado perfilarse como una de las ministras de mayor influencia en el gabinete y lo que me sorprende fue lo rápido de su alza –de 45% a 56% entre septiembre y octubre–, al mismo tiempo que el Presidente iba bajando. Es como si se movieran en los sentidos opuestos, lo que muestra que Tohá está siendo una figura política propia. En un mes y medio, superó a Camila Vallejo, que era la ministra emblemática del Gobierno hasta el plebiscito del 4-S”, dice Méndez en referencia a la vocera, que bajó de 59% a 55% de popularidad, quedando a un punto de su colega de Interior.

Pero, ¿qué explica su éxito inicial al que, sin duda, le ayuda que esté recién empezando su gestión?

En estas siete semanas Tohá ha logrado conectarse con la principal preocupación de la ciudadanía hoy: la seguridad. Ha sido clara con el énfasis de la gestión y lo ha hecho sin complejos, junto con una preocupación especial por la agilidad legislativa.

De acuerdo al Índice Paz Ciudadana 2022, las personas que se clasifican en un nivel de temor alto frente a la delincuencia suben 7,6 puntos porcentuales, con lo que se alcanza un 28% a nivel nacional, la cifra más alta en los 22 años que ha realizado la encuesta. Afecta sobre todo a las mujeres (35,4%) y a la zona norte (31,7%).

Tohá llegó a reforzar la figura del subsecretario Manuel Monsalve, que hasta el cambio de gabinete era la única figura del Gobierno identificada con el combate a la delincuencia y que se mantiene en la primera posición de los mejor valorados, según la Cadem: un 66% aprueba su labor. En este tiempo han conformado una dupla política importante, que refuerza un discurso que ha intentado desplegar el propio pPesidente Boric desde el plebiscito del 4 de septiembre: concentrarse en las prioridades y urgencias de la ciudadanía, como la situación económica y la propia crisis de seguridad.

Con estrecha relación y diálogo con sus subsecretarías, lo ha hecho respaldando la labor de Carabineros, como lo hizo esta semana: “Que un policía le dispare a un criminal o le pegue un palo a alguien que está imposible de ser detenido no es violar los Derechos Humanos”, aseguró el miércoles con el debate abierto sobre la proporcionalidad del uso de la fuerza que ejerce Carabineros en situaciones de agresión, lo que hizo incluso bajo el riesgo de disgustar al ala izquierda de la coalición de gobierno. Es una señal fuerte no solo para la opinión pública, sino para la interna de la propia institución.

Su figura ha conectado bien con el cuadro político que se instaló en Chile tras el 4 de septiembre y, en ese sentido, su invitación a un acuerdo “transversal” por la seguridad, por encima de las diferencias políticas, se cuadran con ese ánimo. Esta semana, Tohá anunció que comienzan los diálogos en torno a este asunto y que esta agenda debería estar lista antes de fin de año, aunque a la ministra no se le ha dado bien lo de los plazos (antes de las Fiestas Patrias dijo: “A mí me gustaría bailar cueca con el acuerdo cerrado. Creo que la Patria se lo merece”, lo que en el mismo socialismo ha sido visto como su principal error en estas siete semanas de aterrizaje en La Moneda). En este mes y medio de gestión, ha impulsado un diálogo político con parlamentarios del oficialismo y la oposición.

El posicionamiento de Tohá, para expertos, como el propio Méndez, representa una vía para que el Gobierno logre dar vuelta la caída de popularidad del Presidente luego de la derrota del Apruebo en el plebiscito de salida.

En coordinación con Boric, forma la base política del Gobierno junto a Mario Marcel y Ana Lya Uriarte, los tres del Socialismo Democrático. Para este sector, resulta fundamental el papel que cumpla Tohá en el Gobierno y su éxito, porque junto con Álvaro Elizalde –analizan en el PS– son las dos únicas figuras con proyección, aunque para la izquierda resulta altamente improbable que luego de la actual administración pueda repetirse una del mismo signo, al menos con el escenario actual.

Pero Tohá no ha entrado en la disputa de ambas almas del Gobierno: entiende –lo ha dicho– que existe una continuidad política con los de la Concertación de los que ella fue una figura importante. Desde Interior, por lo tanto, ha intentado no inflamar las disputas entre las dos coaliciones oficialistas (el Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad). Lo ha practicado en su propio equipo, donde mantuvo a colaboradores de su antecesora, Izkia Siches, y puso en puestos clave tanto a socialistas como a gente del Frente Amplio y del PC, como Sergio Valenzuela, coordinador jurídico legislativo. Su trabajo está enfocado en intentar una síntesis entre dos generaciones, con especial énfasis en el territorio, en lo que está enfocada la ex convencional Constanza Schönhaut (en esa línea, el miércoles salieron los delegados de Ñuble y Los Ríos).

Uno de los peligros de su gestión está en que pronto se la instale como posible presidenciable con miras a 2025 –algo que se le ha consultado–, su papel en el cónclave oficialista del próximo fin de semana y en su capacidad de mantener la buena evaluación. Todo indica que la diferencia de 30 puntos entre ella y Boric se irá igualando, porque no es común que exista tanta diferencia entre un Presidente y su ministra del Interior, dado que conforman el mismo Gobierno. Pero, ¿Tohá podrá arrastrar al mandatario o todo lo contrario? (Por Rocío Montes, DF)