La confianza de los consumidores en EEUU anotó su mayor caída en seis años, a medida que los estadounidenses muestran preocupación por los efectos de la guerra comercial y la desaceleración de la economía global.
El índice de sentimiento de la Universidad de Michigan de agosto fue revisado a 89,8 desde una lectura preliminar de 92,1 y tras marcar 98,4 en julio.
El indicador sobre la situación actual cayó al nivel más bajo desde octubre de 2016, mientras que el índice de expectativas coincidió con enero como el más débil desde ese mismo período.
El estado de ánimo cada vez más pesimista sugiere una creciente preocupación por la incertidumbre de la política comercial y una posible recesión económica.
El ánimo podría seguir deteriorándose a medida que la guerra comercial con China se intensifique, con aranceles adicionales que entrarán en vigencia el 1 de septiembre.
La caída de 8,6 puntos desde julio fue la mayor desde diciembre de 2012, mientras que la lectura de 89,8 para el índice de opinión fue la más baja desde octubre de 2016.
«La reciente disminución se debe a referencias negativas sobre los aranceles, que fueron mencionadas espontáneamente por uno de cada tres consumidores», dijo en un comunicado Richard Curtin, director de la encuesta de consumidores de la Universidad de Michigan.
AUMENTAN GASTOS PERSONALES
El gasto personal de los estadounidenses se aceleró en julio, superando los pronósticos e indicando que el gasto de los consumidores se mantuvo sólido en el inicio del tercer trimestre y seguirá siendo el principal motor de la economía.
El crecimiento del gasto en bienes y servicios -que representa cerca de 70% del PIB- se aceleró a 0,6% durante el mes, tras un avance de 0,3% en junio, informó el Departamento de Comercio. El informe también mostró que los ingresos subieron menos de lo estimado, mientras que el indicador de inflación preferido de la Reserva Federal se mantuvo por debajo de la meta de 2% del banco central, aunque sigue convergiendo hacia ese nivel.
Los datos sugieren que los estadounidenses no están reduciendo el gasto, a pesar de las preocupaciones recientes sobre las perspectivas de una desaceleración del crecimiento. Un informe divulgado ayer mostró que el consumo aumentó en el segundo trimestre a su ritmo más veloz desde fines de 2014.
El indicador de precios de gastos de consumo personal (PCE, su sigla en inglés), subió 0,2% frente al mes anterior, y 1,4% frente al año anterior, en línea con las estimaciones de los economistas consultados por Bloomberg.
La cifra sugiere que la Fed no está bajo una presión urgente para volver a recortar la tasa de interés, y que deberá monitorear cuidadosamente su margen de acción, en medio de los reclamos del presidente Donald Trump por una política monetaria más expansiva.
A fines de julio, la autoridad recortó los tipos de interés en un cuarto de punto porcentual a un rango de entre 2,00% y 2,25%, en su primera baja desde fines de 2008, pero el mandatario se queja de que otros bancos centrales están aplicando ajustes más profundos y que EEUU está perdiendo competitividad frente a otras economías. (DF-Bloomberg)



