Michael Stott (61), es editor para América Latina de Financial Times, habla seis idiomas y su primera asignación fue Alemania, poco antes de la caída del Muro. Ahí —afirma— aprendió que no todo es tan sólido como parece. De paso por Chile —tras dos semanas en Caracas— analiza la situación de América Latina, sacudida por el fraude de Maduro y la irrupción de Milei. Y también las preguntas sin respuesta a 5 años del estallido, además de celebrar que fue muy bueno para Chile que se haya rechazado la primera propuesta constitucional (“podría haber causado problemas serios”). La siguiente entrevista, resalta y responde a sus opiniones y no necesariamente a las del Financial Times.
-Acabas de pasar 15 días en Venezuela, estuviste para las elecciones. ¿Con qué impresión te quedaste?
-Primero, con una sensación de una enorme voluntad de cambio por parte del pueblo venezolano, de una fuerza que jamás se había visto antes en el país. Y por otro lado, un gobierno muy atrincherado en una estrategia de represión para mantenerse en el poder a cualquier costo.
-¿Como calificas la represión que desató Maduro tras las inverosímiles elecciones?
-Es la represión más dura y más rápida que yo recuerde. Desde mi hotel podía observar nubes de gases lacrimógenos que subían por muchos puntos distintos de la ciudad. Se veían claramente las protestas enfrentadas duramente por la policía. Incluso el lunes uniformados estuvieron disparando con armas de fuego cerca del Palacio de Miraflores. Hoy día se maneja una cifra de entre mil y 2.000 personas detenidas en menos de dos semanas. La gente está muy asustada.
-Hay gente que dice que Maduro ha aprendido las lecciones del régimen cubano y que difícilmente va a caer.
-Él se entrenó dos años en Cuba en los 80. Pudo resistir lo que fue la campaña norteamericana de máxima presión que desató la administración Trump. Sobrevivió en gran parte gracias a la ayuda de Rusia, China e Irán. Y gracias también a una economía ilícita bastante extensa que involucra a la minería ilegal de oro, narcotráfico y también contrabando y financiamiento de grupos criminales.
-¿Qué rol juegan las Fuerzas Armadas?
-La cuestión es si dentro del ejército, la tropa está dispuesta a seguirlo. Un dato: en el pasado la resistencia al gobierno venía principalmente de barrios de clase media o clase alta. Esta vez hubo mucho rechazo en los barrios populares, donde residen muchos miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Entonces ahí viene la pregunta si estarán dispuestos o no a reprimir a sus vecinos. Hasta ahora parece que la respuesta es sí. ¿Pero por cuánto tiempo?
-Da la impresión que María Corina Machado es la líder más poderosa que ha tenido la oposición desde la instalación de Chávez. ¿Estás de acuerdo?
-Sí, y ha sido para sorpresa de muchos. Porque hace cinco años se le consideraba una persona bastante en la extrema derecha. Ahora logró unir a la oposición masivamente y ha demostrado un coraje y un liderazgo muy templado. Después de la elección, quiso evitar incendiar los ánimos para no ocasionar muertes masivas. Si bien ha venido moderando sus posiciones, plantea un programa muy liberal de privatización masiva. Se parece en lo económico bastante a lo que está llevando a cabo Milei en Argentina.
-Tú la conoces, ¿qué sensación te dio luego de la entrega de los resultados?
-Algo que me dijo es que le sirvió mucho la experiencia de acercarse al pueblo durante la campaña, porque históricamente la oposición había tenido un distanciamiento con los segmentos populares. A María Corina le prohibieron subir a un avión, entonces ella tuvo que recorrer el país en auto. Fue parando en todos los pueblos de Venezuela y fue conociendo el pueblo de cerca.
-Has visitado varias veces Caracas. ¿Ha mejorado la situación con la ayuda rusa?
-Estuve la vez anterior hace como cinco años, cuando la economía estaba en el suelo. Había falta de gasolina, colas inmensas, gente durmiendo en los autos, escasez de alimentos. La economía al borde del colapso. Hoy día cambió, gracias a un giro en la política económica de Maduro, que se parece más a las recetas clásicas del Fondo Monetario. Maduro ha permitido el uso del dólar, lo que favorece a los ricos y a la clase media. Las tiendas en Caracas están bien surtidas en los barrios de clase media. Pero el pueblo que gana en bolívares recibe apenas 5 a 10 dólares mensuales.
-Fidel Castro, para deshacerse de opositores, impulsó masivas olas migratorias hacia EE.UU., que incluyeron vaciar las cárceles de delincuentes -incluidos pervertidos sexuales- y enviarlos a Miami. ¿Es una lección que aprendió Maduro?
-Maduro aprendió mucho de los cubanos, utiliza un esquema de represión prestado de los cubanos y su círculo más íntimo es de cubanos. A Maduro le sirve mucho para aligerar el ambiente que se vayan los opositores más serios de su gobierno. La política de válvula de escape es muy parecida a la de Cuba.
-El modelo de Chávez fue mantener a las FF.AA. muy contentas, como en Cuba. ¿Es posible que se vuelvan contra Maduro?
-Es muy complicado. No olvides que es un Ejército con alrededor de 2.000 generales que han sido promovidos en su gran mayoría por Vladimir Padrino López, el actual ministro de Defensa. Están muy metidos en negocios ilícitos. Cuando se habla de dar garantías para una salida pacífica para Maduro, suena imposible. ¿Cómo les vas a dar garantías a 2.000 generales y a sus subalternos y sus personas de confianza? Es una cantidad de personas muy grande.
-¿Cuán profunda es la corrupción?
-Las Fuerzas Armadas venezolanas siguen siendo una especie de caja negra. Dudo que alguien sepa realmente qué pasa adentro. Hasta ahora no se han visto señales de cuestionamiento a Maduro. Eso lleva a suponer que los beneficios del sistema actual son demasiado buenos y están suficientemente bien distribuidos en las Fuerzas Armadas para garantizar su lealtad.
-Hablemos de Chile: se van a cumplir cinco años del estallido social, ¿qué impacto tuvo y sigue teniendo en la imagen del país?
-Pues definitivamente el estallido afectó seriamente la imagen de Chile. Derrumbó esa idea de un país estable, próspero, donde las reglas de juego y la predominancia de libre mercado estaban aseguradas. Eso definitivamente llevó a una mayor cautela por parte de muchas empresas internacionales. Creo que hoy día la evaluación afuera es que Chile tuvo la suerte de haber evitado amarrarse a una Constitución demasiado radical que podría haber causado problemas serios en el futuro para la inversión y para el buen funcionamiento de la economía.
-¿Tienes una respuesta sobre las causas de lo qué pasó? ¿Fue espontáneo?
-Hay todavía preguntas sin respuesta acerca de la noche en la cual comenzó todo. Se sabe que hubo una acción coordinada de ataques a estaciones de metro que fueron incendiadas dentro de un periodo muy corto, usando técnicas parecidas por grupos de personas que actuaban aparentemente en coordinación. ¿Quiénes fueron esas personas? ¿Quién los coordinó? ¿Quién les proveyó el material? Son preguntas sin respuestas.
Lo importante ahora es enfocarse en qué se puede hacer para atender las legítimas demandas de personas que se manifestaron en esa época. Hay que buscar soluciones pacíficas, democráticas, concertadas por la clase política, que den respuesta a esas demandas. Y ahí veo con preocupación que en Chile hasta ahora no se han logrado esos consensos necesarios para atenderlas.
-¿Cuál es tu opinión de Milei y qué crees que podría pasar si él tiene éxito?
-Yo creo que Milei es una solución extrema a un problema extremo. O sea, la Argentina estuvo sumida en una crisis profunda. Un sentimiento de que el sistema había fracasado y no tenía cómo funcionar y que era necesario cambiarlo por completo. De ahí surgió Milei. Yo hablé con argentinos y les preguntaba: “¿El señor Milei no será que es un loco?”. Y me decían: “Sí, efectivamente es un loco, pero lo que nos hace falta es un loco para arreglar esto”.
-¿Cómo observas el resultado de sus planteamientos?
-Milei ha tenido cierto éxito en lograr reducir el déficit, reducir la inflación, pero hasta ahora no ha logrado probar que puede generar crecimiento económico, lo cual es indispensable para tener éxito. El gobierno está muy empeñado en cifras macroeconómicas, pero no en lograr crecimiento y en que comiencen a llegar beneficios de ese cambio económico a la población en general. Me preocupa la incapacidad de Milei para llegar a acuerdos; él parece pensar que todo se puede lograr por decreto. No se puede. Nadie va a invertir en la Argentina a menos que haya leyes y consensos que estimulen la inversión y el crecimiento. Los próximos seis meses en Argentina van a ser definitivos para definir la suerte o no de Milei. (por Marcelo Soto, Ex Ante)