Divorcio

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Es sorprendente escuchar al Presidente de la República en su cuenta pública. Resumiendo el mensaje, este se divide en dos grandes partes: un balance sobre lo ya realizado para enfrentar la crisis sanitaria, económica y social desde octubre del año pasado hasta la fecha, y una segunda parte que mezcla proyectos y aspiraciones para el Chile del futuro.

Con respecto al balance, percibo un divorcio entre la evaluación del Presidente sobre lo realizado y la evaluación de la ciudadanía. Si uno escucha al Presidente, no comprende el rechazo a su gestión de más del 70% de los chilenos y una aprobación que levemente supera al 10%. El Presidente y los chilenos mayoritariamente hablan de dos países.

Me pregunto, ¿dónde estará radicada esa diferente percepción sobre lo hecho?

Yo estimo que todo lo anunciado en el balance, con sus luces y sombras, no ha logrado convencer a la inmensa mayoría que frente a la crisis que vivimos, el Gobierno ha llegado tarde y muchas veces, nunca. Quiero colocar ejemplos objetivos que explicarían este divorcio: la primera ayuda del Gobierno fue el bono Covid y la oposición en ese proyecto sostuvo que tenía baja cobertura y bajo apoyo financiero; no se nos escuchó. Posteriormente, vino el debate sobre el Ingreso Familiar de Emergencia, en el primero se nos dijo que bastaban $65.000 por persona y en el segundo, después de una agotadora jornada de negociación, se llegó a $100.000 por persona; hoy, el mandatario en su mensaje nuevamente ha aumentado la cobertura que la oposición le dijo que era insuficiente desde abril. El Presidente ha dicho que “los niños están primero”, pero costó un mundo convencer al Gobierno de la extensión del posnatal, el que favorecía a 45.000 madres y sus hijos. En materia de Fogape, el Presidente ha dicho que han llegado a ayudar a 200.000 empresas; sin embargo, el ministro de Economía oficialmente ha sostenido que en Chile hay 990.000 micro, pequeñas y medianas empresas. Durante semanas debatimos en el Congreso el apoyo para los trabajadores que emiten boletas, y esa demora fue producto de que el Gobierno, a través de su ministro de Hacienda, sostuvo que bastaban $60.000 por persona como apoyo estatal; nos demoramos dos semanas en convencerlo de que lo mínimo eran $100.000 por persona. Podría colocar muchos más ejemplos y para qué decir todo el debate en el retiro del 10% de las AFP. El divorcio entre el sentido común ciudadano, entre el Presidente y su gobierno y la ciudadanía sobre este tema fue literalmente astronómico. En la última encuesta Cadem, mientras el Presidente y el Gobierno se oponían a este proyecto, el 93% de los consultados lo apoyaba.

Sin embargo, me resultó positivo sus compromisos hacia el futuro en los proyectos de reactivación económica, pero sobretodo el constante llamado a la unidad nacional. Es evidente, y lo comparto, que de esta crisis solo salimos unidos, manteniendo nuestras legítimas diferencias, pero tratando de acercar posiciones mediante el diálogo y los acuerdos. Finalmente, el plebiscito del 25 de octubre, en donde el Presidente de la República ha comprometido su realización con las más plenas garantías democráticas, no abre el futuro aprobando una nueva Constitución que tenga como principio estratégico la construcción de un estado social de derechos que permita materializar los deseos manifestados por el Presidente en este mensaje, construir un país más justo y más libre, superando las desigualdades que, precisamente, lo hacen más injusto y menos libre para la mayoría de los chilenos. (El Mercurio)

Francisco Vidal

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