Seis años después, Kaiser vuelve a la carga, pero con menos dudas, afirmando que solo alguien iliberal y filoizquierdista no celebraría el golpe de Estado de 1973, razón por la que excomulga del “liberalismo democrático” a un grupo de académicos, al que tendría que sumar también a Vargas Llosa.
Lo cierto es que la doctrina de la tiranía benevolente, tal como plantea Leo Strauss en su análisis del Hierón de Jenofonte, ha sido considerada peligrosa y nociva —si es tratada con liviandad— desde la Grecia antigua. ¿Y qué puede ser más liviano e irresponsable que pretender hacer política democrática celebrando dictaduras?
Vargas Llosa ve el problema, razón por la que ofrece en 2018 una respuesta simplona, pero bien intencionada. Entiende que introducir matices en un contexto así es peligroso. Kaiser, en cambio, parece hoy negar que el problema exista, al celebrar que un grupo de jóvenes del Partido Republicano haga apología de una salida autoritaria que la mayoría de sus propios protagonistas vivió como una tragedia, y no como algo bueno ni deseable. (El Mercurio Cartas)
Pablo Ortúzar Madrid
Investigador IES y CPP-UC