Desafío en la recta final-Andrés Chadwick

Desafío en la recta final-Andrés Chadwick

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EL PAÍS acaba de celebrar sus Fiestas Patrias, un momento en que afloran los valores compartidos, el sentido de unidad nacional, del esfuerzo de todos para alcanzar objetivos comunes. En ese contexto, parece pertinente hacer una pausa y reflexionar sobre el futuro. Sobre todo, a la luz del rumbo y el clima por el cual transita el país, cuando entramos en el último año y medio del actual gobierno.

Lamentablemente, no hemos podido despegarnos del clima de desconfianza y pesimismo de estos últimos dos años y medio.Ocho de cada diez chilenos creen que el país va por un mal camino. Apenas uno de cada diez cree que Chile está progresando. Y más de un tercio tiene una visión pesimista sobre el futuro. ¿Cómo quebrar esta tendencia?

Es una pregunta que se repite y que cobra especial relevancia cuando iniciamos un ciclo electoral donde, en 17 meses, se decidirán los destinos del país. En el propio gobierno han surgido voces de alerta, como la del subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, quien advierte sobre los niveles de “enemistad cívica” en Chile y apela a las responsabilidades y al esfuerzo de todos para generar acuerdos, un clima de unidad y confianza.

Lo cierto es que ha quedado claro que cuando existe unidad en el país avanzamos. Cuando hay diálogo y espíritu de acuerdo, Chile logra transitar por el camino del crecimiento, un deber ético de todo Gobierno, y el desarrollo social. Como ocurrió en los últimos 25 años, a mi juicio los mejores de nuestra historia política. Lamentablemente, también ha quedado patente que cuando estamos divididos, inexorablemente, retrocedemos.

Por eso, entre todos hay que intentar salir a enfrentar un panorama que no es auspicioso. Para 2016 se mantiene un magro pronóstico de crecimiento, de 1,6%, y las últimas señales del Banco Central apuntan a que no habrá una recuperación significativa en 2017. El mercado laboral se deteriora, aumenta el desempleo y los trabajos por cuenta propia, sin contrato ni previsión. Todo ello sigue impactando a nuestra clase media y a los sectores más vulnerables. ¿Qué se puede hacer?

La administración Bachelet tendrá en su recta final una última oportunidad de intentar hacer las cosas bien. Para ello se necesita escuchar a todos, dialogar y buscar acuerdos, un camino común. Eso exige la voluntad de todos los sectores, del mundo público y privado. Hay temas inmediatos, como la Ley de Presupuesto. Esperemos que prime la responsabilidad y la austeridad en un escenario adverso y no las presiones políticas frente al temor de perder o ganar una elección. Hay que ser realistas, como dice el ministro Valdés, y entender que no podemos poner en riesgo lo que tanto ha costado construir. También existen grandes desafíos pendientes, donde se medirá la capacidad de aunar voluntades y desterrar la política de la retroexcavadora. La opción que se tome es vital para el futuro. Desde la reforma previsional -donde no se puede castigar a la clase media- hasta el destino de la Ley Reservada del Cobre y del polémico proceso constituyente. Por nombrar sólo algunos. Así se podrán acometer los desafíos de largo plazo, como fortalecer instituciones, crear cauces a la participación ciudadana, la innovación y competitividad, la calidad de educación o la flexibilidad laboral. Una misión país de alcanzar un desarrollo integral que nos una como generación.

Es cierto que en Chile cada vez es más difícil gobernar. Un cambio de clima parece ser el primer paso necesario. (La Tercera)

Andrés Chadwick

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