Culpa de los "cuicos"

Culpa de los "cuicos"

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De seguro, la ahora ex ministra de Salud, Helia Molina, culpará a los cuicos de su abrupta salida del gabinete. Sus declaraciones de que en todas las clínicas cuicas del país las familias conservadoras han hecho abortar a sus hijas, no cayeron bien en La Moneda, donde aseguraron que sus palabras no representan la postura oficial del gobierno. De nada sirvió la amistad de Molina con la Presidenta Bachelet; su renuncia se concretó en cosa de horas.

Pese al revuelo, tarde o temprano algo como esto iba a suceder. Porque si bien lo que dijo Molina no es la postura oficial, la verdad es que hay un sentir antielite muy notorio en este gobierno, que identifica como la causa de los problemas de Chile a los privilegios que tiene la clase alta. Y, por ello, sus reformas están muy orientadas a atacar aquello. Pruebas de lo anterior hay muchas. Está el famoso video que elaboró el Ministerio de Hacienda para defender su reforma tributaria, donde se acusaba a los ricos de no pagar impuestos. O cuando el embajador en Uruguay dijo que detrás de los atentados explosivos estaba la derecha empresarial. Para qué hablar del ministro Eyzaguirre, quien señaló que él fue a un colegio cuico, donde muchos de sus compañeros eran idiotas y hoy son gerentes de empresas. Después, agregó que había que bajar de los patines a los más favorecidos.

Por ello, no es tan raro que Helia Molina quisiera subirse al carro contra la cuiquería. Tenía todas las condiciones para ello. Primero, porque siempre fue deslenguada y ésta no es su primera frase célebre. Segundo, porque lo que dijo es lo que piensa. Al día siguiente, señaló no estar arrepentida y que su error fue dar una opinión personal a nombre del gobierno.

La pregunta que queda es por qué salió ella y no los otros que han planteado cosas similares. ¿Es que acaso cambió la postura del gobierno? Pienso que no. Es más, casi todo el discurso y reformas van en ese sentido. Lo que pasa es que Helia Molina era una de las candidatas más firmes a salir igual del gabinete. Tenía sus días contados. Entonces, La Moneda optó por matar dos pájaros de un tiro. Sacarla y demarcarse, al menos en la forma, de esta andanada contra la elite.

Pero, como digo, es una cuestión de forma. El sentimiento queda intacto, con o sin Helia Molina en el gabinete. Y ese es el verdadero problema. Porque mientras la elite gobernante -sí, ellos también pertenecen a ella- piense que los problema de este país tienen su origen en la otra elite -la de derecha-, entonces siempre la solución será quitarles privilegios, bajarlos de los patines. Lo que no entienden es que, con ello, en nada cambiarán la situación de los más desposeídos. Porque nivelar para abajo nunca ha sido la receta para el progreso.

Los llamados cuicos tienen muchos defectos, eso es claro. Y, en cierta medida, tampoco han cuidado sus formas y conductas. Pero no menos que la elite política de todos los colores. Por eso, condenar a un grupo social de todo, más que responder a una realidad, es simplemente una ideología. (La Tercera)

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