El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, estuvieron reunidos casi tres horas este viernes en una base aérea de Alaska, en una cumbre que podría ser decisiva para el futuro de Ucrania y de Europa.
«Las conversaciones en pequeño comité han concluido», anunció el Kremlin en la plataforma Telegram, sin que se sepa si habrá más negociaciones este viernes.
Los periodistas fueron invitados a entrar en la sala de la Base Aérea Elmendorf-Richardson donde ambos dirigentes tienen previsto dar una rueda de prensa conjunta. El impulsivo presidente estadounidense había amenazado con marcharse rápidamente si las conversaciones entraban en punto muerto. Pero se alargaron.
La reunión comenzó poco después de las 11:30 hora local (19;30 GMT), cada uno acompañado por dos altos cargos, y duraron casi tres horas.
El recibimiento de Trump a Putin fue cordial al extremo. Ambos llegaron en sus aviones presidenciales y caminaron bajo un cielo gris para saludarse en la pista, antes de avanzar juntos por la alfombra roja para recibir un saludo de guardia de honor.
Mientras los aviones de combate sobrevolaban, un reportero gritó a Putin: «¿Dejarás de matar civiles?». Ninguno respondió.
Subieron juntos a la limusina presidencial estadounidense, donde hablaron a solas, por mediación de intérpretes. Estaba previsto que la reunión siguiera este formato pero finalmente ambos estuvieron acompañados: Trump de su jefe de la diplomacia, Marco Rubio, y el enviado especial Steve Witkoff, y Putin de su canciller Serguéi Lavrov, quien llegó a la reunión con un polerón blanco que en su pecho tenía grabado CCCP sigla que en cirílico significa URSS, y el consejero Yuri Ushakov.
Es la primera vez que Putin pisa suelo occidental tras el inicio de la invasión de Ucrania en febrero de 2022, una guerra que ha causado la muerte de decenas de miles de personas y en la que Rusia gana terreno. Actualmente controla aproximadamente una quinta parte de Ucrania.
«CONTAMOS CON EEUU»
Los dirigentes europeos están muy pendientes de la cumbre. Para el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, es otro día de tensión. Hasta ahora ha rechazado públicamente la presión de Trump para que ceda territorio.
«Es hora de poner fin a la guerra, y los pasos necesarios deben ser dados por Rusia. Contamos con Estados Unidos», escribió Zelenski en redes sociales este viernes. Trump ha prometido consultar rápidamente con los líderes europeos y con Zelenski.
Si su primer encuentro cara a cara desde 2019 con el gobernante del Kremlin sale bien, Donald Trump, que sueña con ganar el Premio Nobel de la Paz, prometió una segunda. «Esta reunión (abriría) el camino a otra», a tres bandas con Zelenski.
Más tarde Trump y Putin se disponían a participar en una conferencia de prensa conjunta. CNN recordó que, a principios de esta semana, el presidente estadounidense había anunciado que reduciría su conferencia de prensa conjunta prevista a una comparecencia en solitario si consideraba que sus conversaciones con su par ruso habían fracasado. Este viernes, tras la cumbre, había dos atriles preparados para la conferencia de prensa pendiente y se esperaba la comparecencia de Putin, “lo que indica que las conversaciones no degeneraron al punto de que Trump considerara necesario comparecer solo”, señaló la cadena de televisión.
De hecho, el enviado especial ruso Kirill Dmitriev aseguró que las negociaciones se condujeron “bastante bien”.
Putin abrió la conferencia de prensa conjunta, un cambio en el protocolo habitual, apuntó CNN. El líder del Kremlin comenzó sus declaraciones reconociendo que las relaciones entre Washington y Moscú se han deteriorado en los últimos años. “Es sabido que no ha habido cumbres entre Rusia y EE. UU. en cuatro años, y eso es mucho tiempo. Este período fue muy difícil para las relaciones bilaterales. Y, siendo francos, han caído a su punto más bajo desde la Guerra Fría. Creo que eso no beneficia a nuestros países ni al mundo en su conjunto”, declaró. “Una reunión personal entre los jefes de Estado era muy esperada”, añadió.
Putin destacó que los dos países son “vecinos” y comparten “un amplio patrimonio cultural común”. Según dijo, al saludar a Trump a su llegada lo saludó “como vecino”, “con palabras cálidas” y expresando su satisfacción por volverle a ver.
La reunión era la séptima entre ambos, pero la primera de un presidente estadounidense con el inquilino del Kremlin desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala de Ucrania hace más de tres años y medio.
Por su parte, Trump describió la reunión con Putin como “muy productiva”. Dijo que “avanzaron un poco” e hicieron “grandes progresos” en su reunión bilateral. Sin embargo, el mandatario evitó anunciar rápido un acuerdo con Moscú. “Aún no estamos ahí, pero hemos avanzado mucho”, reconoció. “No hay trato hasta que hay un trato”, reiteró.
“Voy a llamar a la OTAN en un rato. Llamaré a las distintas personas que considere adecuadas. Y, por supuesto, llamaré al presidente (Volodymyr) Zelensky y le contaré sobre la reunión de hoy. En última instancia, depende de ellos”, dijo Trump.
“Espero que el acuerdo al que hemos llegado juntos nos ayudara a acercarnos a ese objetivo y siente las bases de una paz en Ucrania”, comentó Putin. Sin dar más detalles, aseguró que llegaron a acuerdos, aunque no especificó cuáles.
“Estamos convencidos de que para que el acuerdo sea duradero debemos eliminar todas las causas iniciales del conflicto. Se deben considerar todas las preocupaciones rusas, un justo balance de seguridad, en Europa y en el mundo entero. Naturalmente, la seguridad de Ucrania también se debe asegurar y estamos preparados para trabajar en ello. Espero que el acuerdo al que hemos llegado juntos nos ayudara a acercarnos a ese objetivo y siente las bases de una paz en Ucrania”, agregó el presidente ruso.
El mandatario estadounidense aseguró que puede ver nuevamente “y pronto” a su homólogo ruso. La invitación fue extendida por el propio Putin, quien dijo que la próxima charla podría desarrollarse en Moscú. “Puede ser, seguro me criticarían mucho”, dijo Trump antes de abandonar el escenario.
El diario El País destacó que, a pesar de las expectativas que despertó la cumbre y de la numerosa comitiva de periodistas que cada líder llevó consigo a Alaska, ni Trump ni Putin aceptaron una sola pregunta después de haberse reunido a puerta cerrada en la base militar. Los gobernantes calificaron de productivas las negociaciones. Pero no aportaron ni un solo detalle de los temas que se abordaron. Tampoco hubo anuncio de cese al fuego en Ucrania, el gran objetivo planteado por la Casa Blanca.
GOLPE DE TIMÓN
Antes de regresar a la Casa Blanca en enero, Trump presumió de buena relación con Putin, culpó a su predecesor demócrata Joe Biden de la guerra en Ucrania y prometió lograr la paz en 24 horas. Pero a pesar de las llamadas telefónicas a Putin y de una bronca pública con Zelenski en febrero en la Casa Blanca, el jefe del Kremlin ha continuado sus ataques.
Trump ha reconocido sentirse frustrado con Putin y ha advertido de «consecuencias muy graves» si no acepta un alto el fuego.
Hasta ahora Putin exigía cuatro regiones parcialmente ocupadas (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón), además de Crimea, anexionada en 2014, y que Ucrania renuncie al suministro de armas occidentales y se una a la OTAN.
Kiev lo considera inaceptable. Quiere un alto el fuego incondicional e inmediato, así como garantías de seguridad futuras.
ELECCIÓN DE ALASKA
La elección de Alaska no es casual. Para llegar a Alaska, Putin, objeto de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional, de la que Estados Unidos no es miembro, solo tiene que cruzar el estrecho de Bering. Además, Alaska es un territorio con pasado ruso ya que fue vendido por Rusia a Estados Unidos en el siglo XIX por el equivalente a US$ 150 millones de hoy (US$4,7 por ha.).
El pueblo ni se enteró de la operación, aunque el diario «Golos» (Voz) tachó en abril de 1868 de «vergüenza» la venta «a precio casi regalado» de Alaska, que también fue criticada por el mismísimo Karl Marx.
Moscú ha citado este acuerdo para demostrar la legitimidad de los intercambios de territorios.
Los presidentes ruso y estadounidense comparten una obsesión: nunca mostrarse débiles. Pero sus enfoques en las relaciones internacionales difieren. Para Donald Trump, un expromotor inmobiliario que se hizo famoso gracias a un programa de telerrealidad, todo se reduce a una negociación rápida y un regateo bien hecho para alcanzar un acuerdo que le resulte ventajoso.
En cambio, Vladimir Putin, un exoficial de la KGB entrenado en guerra psicológica, piensa a largo plazo. Para él lo importante es el destino histórico de una «Gran Rusia» que le gustaría reconstruir. (Emol AFP La Tercera)



