Cuba: ¿y para qué fue todo?

Cuba: ¿y para qué fue todo?

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“Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. Ese es el lema que los escolares cubanos han estado repitiendo por décadas, como parte de su adoctrinamiento. Pues bien, el grupo gobernante hizo aprobar en la Asamblea Nacional un proyecto de nueva Constitución que elimina el objetivo de avanzar hacia la sociedad comunista. O sea, el gran ideal que justificaba cualquier sacrificio ha sido desechado. Es como si hubiera sido un espejismo.

La caída del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la URSS en 1991 demostraron inapelablemente el fracaso del proyecto comunista. En ese momento, Cuba pudo haber iniciado una apertura política como la de los países de Europa del Este, pero Fidel Castro no lo permitió. Para él, la isla debía convertirse en el último bastión de los ideales que consideraba que habían sido traicionados en Moscú y debían salvarse a cualquier precio.

Huérfana del subsidio soviético, Cuba se hundió en el marasmo en los 90. Las regalías que aportó Hugo Chávez solo atenuaron las dificultades. Hoy, ya no es posible disimular el colapso de un sistema estructuralmente improductivo, que opera bajo el control de las fuerzas armadas y en el que subsiste el racionamiento, coexisten dos monedas y el mercado negro es el comercio más activo. Quienes consiguen dólares de algún modo, acceden al consumo sin problemas, pero la mayoría solo sobrevive. Los jerarcas se ilusionan ahora con el modelo chino de capitalismo de Estado. Mientras tanto, la mayoría de los jóvenes cubanos sueña con vivir en otro país.

¿Para qué sirvió todo, entonces? Para sostener la revolución, se dice. ¿Y qué era la revolución? Una diosa cuyos designios fueron interpretados por el líder/profeta, Fidel Castro, durante casi medio siglo. La revolución fue, al fin y al cabo, lo que él quiso que fuera. No hay duda de que Castro hizo historia, pero hay que reparar en quienes sufrieron esa historia. Convencido de su propia grandeza, se propuso guiar a otros pueblos, con resultados desastrosos: allí están los guerrilleros que se inmolaron en varios países de América Latina y los jóvenes cubanos enviados a combatir y morir en Africa. En la catástrofe de Venezuela, el castrismo tiene responsabilidad directa.

Raúl Castro dice que Cuba no renunciará al socialismo, lo cual obliga preguntar en qué consiste eso. Es simple: en la dictadura del PC. La casta gobernante está dispuesta a cambiar cualquier cosa en la Constitución, menos a discutir su monopolio del poder. No habrá división de poderes ni estarán resguardadas las garantías individuales. No podrán constituirse otros partidos. No habrá libertad de expresión. Los cubanos seguirán sin poder elegir a sus gobernantes.

Cuántos abusos en 60 años. Cuántas injusticias con el pretexto de igualdad. Cuántas vidas arrasadas en nombre de la gran causa. Qué inmenso costo humano de un experimento que, al fin, conducía hacia la nada. (La Tercera)

Sergio Muñoz

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