La crisis económica y política por la que atraviesa Venezuela desde 2014, se agudizó desde el año pasado y actualmente suma una ola de violencia a raíz de las protestas contra el actual presidente, Nicolás Maduro, que solo desde abril ya ha cobrado más de 120 víctimas.
En este escenario, son muchas las personas que han salido del país en busca de una situación más estable y uno de los países elegidos es Chile. A partir de 2015, se observa un importante aumento en el ingreso de venezolanos al país, el cual se ha intensificado este año.
Según cifras de la Policía de Investigaciones (PDI), entre enero y julio de 2017 ingresaron 64.516 venezolanos por los distintos pasos fronterizos, lo que representa un aumento de 131% respecto a igual período de 2016, cuando se registraron 27.910 entradas. Y este año, solo ha salido el 30% de los venezolanos que ingresaron al país como turistas.
La cifra a julio supera el total de ingresos de 2015 (46.855 personas) y está a corta distancia de los 72.095 venezolanos que entraron como turistas al país en 2016 (ver tabla).
Para el prefecto Bernardino Cárdenas, jefe de la prefectura de Policía Internacional Aeropuerto, si bien es difícil estimar la llegada de extranjeros al país, espera que la tendencia vista en los venezolanos continúe. “Proyectamos el ingreso de alrededor de 90 mil venezolanos en condición de turistas al finalizar el 2017”, indicó. De cumplirse su estimación, significaría un aumento de por lo menos 25% respecto a 2016.
La mayoría de los venezolanos llega a Chile por el aeropuerto Arturo Merino Benítez: en 2015 lo hizo el 92%, y en 2016 el 80%, pero este año la proporción bajó a 63%. ¿La razón? El aumento de entradas por el paso fronterizo Chacalluta, ubicado en la frontera entre Chile y Perú, y por donde a julio de este año ingresaron casi 20 mil venezolanos.
El prefecto Cárdenas explica que esto responde a la cancelación de rutas desde y hacia Venezuela que concretaron distintas aerolíneas internacionales, “lo cual indudablemente suscitó que el flujo migratorio venezolano se trasladara por vía terrestre”.
DETALLES DEL FENÓMENO
Desde el Departamento de Extranjería y Migraciones (DEM), la nueva jefa nacional Gabriela Cabello señala que estamos frente a un fenómeno que no es exclusivo de Chile, ya que los venezolanos salen también a Estados Unidos, Europa y otros países de Latinoamérica, “en especial a Colombia como país fronterizo”.
Cabello los caracteriza como un flujo migratorio con niveles de calificación medios y altos, mayoritariamente hombres y un colectivo que busca mantenerse en el país puesto que solicitan residencia rápidamente. “Demoran en promedio 63 días entre que llegan al país y solicitan su primera visa, por tanto, tienden a una regularización temprana”, plantea.
Una descripción similar plantea el presidente del Consejo Consultivo Nacional de Migraciones, Luis Eduardo Thayer, quien indica que los venezolanos repiten un patrón que ya vimos con los ecuatorianos a fines de los noventa o los argentinos a comienzos del 2000: una población de clase media, relativamente acomodada, con muchos de ellos con estudios profesionales, “que ante una incipiente perspectiva de empobrecimiento en el corto plazo deciden migrar”.
El director de Incidencia del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), Pablo Valenzuela, sostiene que la crisis democrática y la violencia que vive Venezuela impide el trabajo, los estudios y la formación de emprendimientos. Agrega que la falta de seguridad es alta al compararla con la realidad chilena, lo que comprueban día a día con las noticias del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), que forman parte de su misma red.
Respecto si la migración venezolana llegó para quedarse, las visiones son mixtas. La jefa del DEM plantea que en la medida que cambien las circunstancias político-económicas en Venezuela, “lo más probable es que disminuya el flujo migratorio”, como sucedió con España cuando salió de su última crisis en esta década.
Sin embargo, para Thayer también depende de cómo estén aquí en Chile, ya que “los costos y la inversión que significa cambiarse de país es más o menos alta” y pone como ejemplo a los argentinos que llegaron a partir del 2000 y no abandonaron más el país. (DF)