Desde el 18 de octubre de 2019 que se le pide a la izquierda que condene tajantemente la violencia. Sin embargo, sus reacciones no han sido uniformes: algunos la han condenado, otros han sido ambiguos y unos, al tiempo que la condenan, inmediatamente señalan que hay otras “violencias” estructurales —como la pobreza y la desigualdad— que serían las causantes de tales actos.
Conscientes o no, esta última posición constituye una justificación solapada de la violencia, pues no es lo mismo intentar comprender sociológicamente sus causas que realizar declaraciones políticas sobre ella. Así, mientras lo primero es un esfuerzo intelectual necesario, lo segundo, al introducir un contexto, crea un clima favorable para practicarla, lo que termina, a fin de cuentas, en su justificación.
De este modo, no es estéril pedirles a los políticos que condenen la violencia. Ellos saben que sus declaraciones, que no son esfuerzos académicos, pueden propiciar climas favorables o adversos para ejercerla. (El Mercurio Cartas)
Pablo Valderrama
Director ejecutivo de IdeaPaís
