Frente a un grupo de periodistas y de manera totalmente informal, el ex Presidente y senador Alvaro Uribe llamó el martes desde su celular personal al mandatario colombiano Juan Manuel Santos, para pedirle una reunión. “Le llego a las once y media y muchas gracias, Presidente”, aseguró al finalizar el llamado, con una mano en el bolsillo.
Con ese gesto aparentemente casual y sin grandes formalidades, Uribe (2002-2010) concretó un encuentro clave para el futuro de Colombia, luego que el domingo pasado la opción del “No” se alzara sorpresivamente frente al “Sí” en el plebiscito que buscaba refrendar los acuerdos de paz entre el gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
Con esa victoria, Uribe -quien lideró la campaña contra el acuerdo que por casi cuatro años se negoció en La Habana-, se convirtió en una pieza clave para volver a renegociar la paz y terminar así con 52 años de conflicto armado.
La reunión, que finalmente se concretó este miércoles y duró casi seis horas, generó gran expectación en Colombia. La última vez que el Presidente Santos y Uribe tuvieron un cara a cara fue en agosto de 2010, cuando el actual gobernante recibió la banda presidencial.
A pesar de que Santos fue ministro de Defensa durante el gobierno de Uribe, sus diferencias provocaron un quiebre absoluto en su relación, que se vio deteriorada al máximo durante las negociaciones de paz en la capital cubana. Así, Uribe pasó de ser su aliado al principal opositor de Santos. En ese contexto encabezó la campaña del “No” con su partido, el Centro Democrático.
Tras la reunión, que terminó pasadas las 15:00 en la Casa de Nariño, Santos se mostró optimista sobre el fin del conflicto armado. Ambos se presentaron a la prensa, aunque por separado, tras la cita.
“Estamos muy cerca de lograr la paz, una paz estable, duradera y con un apoyo ciudadano más amplio”, aseguró Santos desde la sede de la Presidencia. “Me propongo seguir reuniéndome con otros voceros del No para escucharlos. Todo esto deberá, como es natural, ser tratado con la delegación de las Farc en La Habana”, agregó Santos.
Uribe, por su parte, dijo que “manifestamos ajustes y proposiciones iniciales que deberán introducirse a los textos de La Habana para buscar un nuevo acuerdo de paz que vincule a la totalidad de los colombianos. El Presidente de la República expresó voluntad para lograrlo”. El senador también llamó a la comunidad internacional a tener “comprensión” porque, según manifestó “es mejor la paz para todos los colombianos que un acuerdo débil para la mitad de los ciudadanos”.
El “uribismo” exige que los cabecillas de las Farc paguen con cárcel sus crímenes cometidos durante el enfrentamiento armado, como asesinatos, secuestros y ataques. También ha insistido en que el liderazgo de la guerrilla no debe ocupar cargos de elección popular.
Uribe también propuso una amnistía para los miembros de la guerrilla que no están acusados de delitos graves. Alrededor de 5.700 rebeldes estarían en esta situación.
Convencer a la guerrilla de ceder en estos puntos no va a ser fácil. En los acuerdos de paz, las Farc lograron negociar penas privativas de libertad de hasta ocho años de cárcel. También se estipuló que se les asegurarían hasta 10 curules en el Congreso a partir de 2018 y durante dos períodos consecutivos .
La canciller colombiana, María Angela Holguín, toda la renegociación va a depender de las Farc. En ellos recaerá la decisión de si ceder en los acuerdos o no, señaló.
En una evidente presión a la oposición, pero también a las Farc, Santos anunció la noche del martes que el cese el fuego se acaba el próximo 31 de octubre. Tras este anuncio, Timochenko, el máximo líder de las Farc, se preguntó en su cuenta de Twitter si eso significaba volver a la guerra. La respuesta es incierta. (La Tercera)


