Esta semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó el consumo de endulzantes como la sacarina o la estevia, para controlar el peso corporal.
Su consumo —explicaron— no proporciona ningún beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal, ni en adultos ni en niños, e incluso puede incrementar el riesgo de padecer diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos.
El tema repercute en Chile, donde el 74% de la población padece obesidad o sobrepeso, además la diabetes afecta al 12,3 % de las personas, según datos entregados por Lissé Angarita, profesora e investigadora de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello en Concepción.
Según la especialista, para este segmento, los edulcorantes habían sido hasta hoy una solución, pero lo cierto es que el anuncio de la OMS encendió una primera alarma y desaconsejó su uso, específicamente en la obesidad.
Según explica la académica, sabemos que el consumo de estos productos está ampliamente extendido en nuestro país. Por ejemplo, según la encuesta de “Chile saludable”, 8 de cada 10 chilenos prefieren la Stevia, y un 15% la Sucralosa. Sin embargo, se requieren estudios más actualizados de mercado y determinar exactamente en qué cantidades se consumen.
Específicamente en el paciente diabético se ha generalizado aún más el uso de los endulzantes naturales que los artificiales. Especialmente la Stevia y la Tagatosa son los más recomendados en sujetos con esta patología.
Diversos artículos científicos, han reportado que la Stevia posee un efecto regulador de la glicemia, mientras que a la tagatosa se le ha atribuido un efecto hipoglicemiante, así como una potencial acción prebiótica comprobada únicamente en ensayos in vitro, aunque a la fecha aún se requieren pruebas y mayor investigación.
La doctora apunta que es común encontrar en la diversidad de productos elaborados por la industria alimentaria, algunos edulcorados con mezclas de endulzantes o incluso suplementos específicos para diabéticos endulzados con alcoholes de azúcar, tales como el sorbitol o xilitol; los cuales, son frecuentemente utilizados debidos a sus propiedades incrementadoras de volumen, aunque su poder edulcorante es menor.
Progresivamente, en el campo de los edulcorantes de próxima generación está el avance en el conocimiento sobre los mecanismos del sabor dulce y los receptores del gusto. La investigación avanza para comprender los mecanismos de unión de los diversos edulcorantes a nivel de receptor.
Se espera que a la velocidad en la que se incremente la demanda de estos aditivos por los consumidores, también se promueva nacionalmente el avance en investigación en la búsqueda y desarrollo de tales moléculas. El propósito de la industria, es ofrecer mejores ofertas de endulzantes de origen natural con sabor mejorado o incluso edulcorantes más comunes derivados de proteínas.
La actual tendencia del consumidor apunta al uso de aditivos más saludables, orgánicos y sin pesticidas. En este sentido, existe una preocupación del consumidor por evitar posibles efectos perjudiciales en la salud y de mantener una percepción más aceptable de sabor y textura en los productos.
En la Escuela de Nutrición y Dietética de la UNAB, nutricionistas, químicos, biotecnólogos y bioquímicos desarrollan por estos días una molécula edulcorante natural obtenida por fuentes nativas de la Región del Biobío, con potenciales propiedades saludables o funcionales.
Según la profesora, se hace interesante la convergencia con moléculas análogas que permitan generar un avance más acertado en estas etapas de nuestra investigación.
Consultados por La Tercera, desde la casa de estudios aseguraron que se trata de “una investigación en curso” y que “por temas de propiedad intelectual aún no se pueden dar más detalles”. (La Tercera)