Científicos chilenos descubren nuevas especies a 8 mil metros bajo el mar

Científicos chilenos descubren nuevas especies a 8 mil metros bajo el mar

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En 2018 un grupo de científicos del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) de la Universidad de Concepción realizó una de las hazañas más relevantes de la ciencia chilena en la última década: Llevar un vehículo no tripulado a 8.081 metros de profundidad, en la Fosa de Atacama, ubicada en el mar frente a las costas de Antofagasta.

La fosa es una zanja formada por la parte oriental de la Placa de Nazca, que subduce con la Placa Sudamericana.

Con una presión que supera mil veces la de la superficie, una temperatura ligeramente sobre el punto de congelamiento y una completa oscuridad, las fosas marinas durante años fueron consideradas hoyos muertos sin vida.

Sin embargo, las investigaciones de aguas profundas en los últimos años han demostrado lo contrario. Una de éstas es la reciente expedición a la Fosa de Atacama, que marcó el inicio de una serie de investigaciones que permitirán describir, por primera vez, la fauna que habita en el océano profundo chileno, informa «El Mercurio de Antofagasta».

SOBREVIVIR SIN FOTOSINTESIS

El análisis de estas especies busca además respuestas respecto de cómo logran sobrevivir y alimentarse en un lugar donde no es posible la fotosíntesis. Y ya hay algunos avances.

El doctor Marcelo Oliva, del Instituto de Ciencias Naturales «Alexander Von Humboldt» de la Universidad de Antofagasta, quien fue parte de la expedición, comenta que ya cuentan con el borrador que describe al primer antípodo que habita a 8.081 metros bajo el mar.

«Son una especie de crustáceos escarbadores muy voraces (…) todo lo que comen es lo que logra llegar allá abajo, porque a esa profundidad no se produce nada. Todo llega desde arriba de forma directa o indirecta y se convierte en alimento«, señala.

En la expedición se capturó además una gran cantidad de peces, cefalópodos y medusas, que están a la espera de ser analizados. Pero las posibilidades de investigación van más allá, no solo a nivel de fauna, sino también de las características del océano profundo.

«Obtuvimos también muestras de aguas profundas para saber de dónde vienen y qué edad tienen. Tenemos información de masas de agua que tienen miles de años de edad. En consecuencia, podemos ver cómo las masas de agua han ido cambiando», señala Oliva.

Los resultados finales de la investigación estarán listos el primer trimestre de 2021. (Emol El Mercurio de Antofagasta)

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