Este año partió más lento de lo esperado debido, en parte, a los aluviones en el norte, que contribuyeron decisivamente a una caída de 4,5% en la actividad minera. Esto se produce, además, en un contexto de sucesivas rebajas en la proyección de crecimiento para la economía mundial, en parte por efecto de la guerra comercial que marcó un nuevo hito esta semana. Es innegable que la situación externa influye; con viento a favor es más fácil crecer. Sin embargo, como siempre hemos señalado, el grueso del partido se juega en casa.
Estamos conscientes de la urgencia de avanzar a paso firme hacia un mayor crecimiento que sea sostenible e inclusivo. También nos gustaría —¡por cierto!— ver resultados más inmediatos y estamos trabajando para ello con proyectos que van en directo beneficio de la ciudadanía, pero también con iniciativas de más largo plazo.
Como Gobierno, queremos establecer bases más sólidas para el crecimiento futuro con reformas clave, como la tributaria, de pensiones y laboral, pero también impulsando iniciativas que fortalezcan nuestra institucionalidad en distintas dimensiones. Dos ejemplos claros son el nuevo Consejo Fiscal Autónomo, que posiciona a Chile a la vanguardia a nivel internacional en materia de las mejores prácticas de institucionalidad fiscal, y la nueva Ley de Bancos, que dará más solidez al sector financiero.
En el ámbito microeconómico, destacan la aprobación de la ley de pago a 30 días, la implementación de la oficina GPS para acelerar la tramitación de permisos de inversión y la oficina OPEN para simplificar las regulaciones vigentes. También estamos dando pasos concretos en infraestructura con un fuerte plan de concesiones que contempla una cartera a licitar cercana a US$ 15 mil millones entre 2018 y 2023, más que duplicando su promedio histórico.
Todos estos avances en materia económica e institucional han ido de la mano de una fuerte recuperación de nuestra posición fiscal. En 2018 redujimos el déficit fiscal efectivo en 1,2 puntos del PIB (unos US$ 3.600 MM), mientras las proyecciones anticipan que la deuda pública a PIB se estabilizará en la segunda parte del gobierno del Presidente Piñera. Dado este mejoramiento de las cuentas fiscales, no es casualidad que Chile llegara a tener el menor riesgo país del mundo emergente durante abril de 2019.
La clave para sostener en el tiempo el crecimiento entre 3,5 y 4% es aprobar las reformas ya mencionadas. Chile tiene el potencial para crecer más, pero este crecimiento solo se materializará de la mano de leyes y regulaciones que faciliten la inversión, el ahorro, el crecimiento de las pymes, la creación de empleos y que aumenten la productividad.
Dado que el Gobierno tiene minoría en ambas cámaras, necesita llegar a acuerdos. Afortunadamente hay algunos grupos en la oposición que están disponibles a dialogar. Esto haríamos incluso si tuviéramos mayoría, porque es bueno para Chile que reformas importantes tengan apoyos lo más amplios posibles. Pero este diálogo no va a desdibujar ninguno de los proyectos; saldrán con cambios —como siempre ocurre en el Congreso—, pero sin modificar su esencia.
Como gobierno no hemos parado ni nos detendremos ni un minuto en trabajar para que los chilenos tengan mayores oportunidades y bienestar. También confiamos en que será posible aprobar proyectos estructurales, lo que junto a otras iniciativas que no requieren de trámite legislativo, permitirán aumentar nuestro crecimiento potencial a un rango de 3,5 a 4%. Esta es una de las mayores contribuciones que podemos hacer para generar mayores oportunidades y mayor bienestar para los chilenos, especialmente nuestra gran clase media y los sectores más vulnerables. (El Mercurio)
Felipe Larraín Bascuñán
Ministro de Hacienda