Candidatos formalizados fueron «castigados» por los electores

Candidatos formalizados fueron «castigados» por los electores

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Los electores de Talca dieron como ganador a Juan Carlos Díaz (RN), quien fue formalizado el 25 de agosto pasado por cohecho, junto con el alcalde en ejercicio Juan Castro, y otro funcionario municipal, acusados de comprar terrenos y luego venderlos al triple de su valor a una empresa que presta servicios al municipio.

En septiembre, una investigación de «El Mercurio» reveló que uno de cada cuatro candidatos a alcalde ha tenido antecedentes judiciales, reproches de Contraloría o deudas morosas con el Estado.

El análisis, que abarcó a 411 postulantes que compitieron en 97 comunas del país, indicó que 38 tenían antecedentes judiciales.

Entre estos últimos había dos que buscaban la reelección, ambos formalizados por el caso Basura: Christian Vittori (Ind., ex DC), por Maipú, y Luis Plaza (RN), en Cerro Navia. Los dos perdieron contra Catherine Barriga (Ind., Chile Vamos) y Mauro Tamayo (Ind., Nueva Mayoría), respectivamente.

El caso Basura comenzó en 2013 al indagarse presuntos cohechos y sobornos en la licitación de recolección y disposición final de residuos sólidos en la Municipalidad de Maipú en 2010 y 2011. El caso se extendió a otras aristas. Una de ellas son las supuestas irregularidades en concursos públicos en Cerro Navia y contratación de personal.

Vittori fue formalizado por fraude al fisco, cohecho, lavado de dinero, asociación ilícita y malversación de caudales públicos. Plaza fue formalizado por los delitos de fraude al fisco y malversación de caudales públicos.

En el mismo caso, en junio pasado el reelegido alcalde de Colina, Mario Olavarría (UDI), declaró como imputado. El 28 de septiembre el fiscal regional Occidente, José Luis Pérez, ingresó una solicitud de audiencia para formalizarlo por el delito de fraude al fisco en calidad de autor, junto con otros cuatro funcionarios municipales.

En 2010 Olavarría fue acusado de recibir coimas de un supermercado. El Consejo de Defensa del Estado (CDE) se querelló por esta causa. En 2014 fue absuelto por el cargo de cohecho y declaró que se trató de una persecución política.

Quien también fue reelegido es Óscar Catalán (UDI), en Puerto Aysén, y ha dirigido esa comuna durante tres períodos (interrumpidos entre 2008 y 2012).

Catalán tenía hasta septiembre por los menos 14 demandas por no pago de obligaciones comerciales, la última en 2015.

Cuando fueron revelados estos antecedentes, Catalán aseguró a «El Mercurio» que estaba regularizando las deudas, las cuales «se deben a la quiebra de mi empresa en 2008, tras la crisis del salmón. Esto no afecta mi situación como alcalde. Al contrario, se produce un sentimiento de solidaridad con los miles de chilenos que están endeudados».

DERROTADOS

Menos conocidos que Vittori y Plaza, entre los candidatos que perdieron la elección y han sido formalizados se encuentran Daniel Adaro (Ind., ex DC), ex alcalde de Antofagasta, destituido luego de una sentencia del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Antofagasta que lo consideró autor del reiterado fraude al fisco tras usar recursos de la subvención escolar para contratar asesores políticos.

Tampoco logró un triunfo la concejala de Limache Cynthia Marín (Ind., ex UDI), candidata por la misma comuna, quien fue formalizada por delito de fraude al fisco consumado. La fiscalía regional la imputa de haber postulado a dos Fondos de Desarrollo Regional por proyectos contra el bullying en colegios, los que no se habrían ejecutado. El CDE se querelló por el caso.

Otro candidato con antecedentes judiciales que perdió la elección fue Roberto Urrutia (DC), quien buscaba volver a la alcaldía de Constitución, Región del Maule, donde ya había sido alcalde.

En agosto de 2006 fue destituido luego que un fallo lo encontrara culpable del delito de fraude al fisco entre los años 2001 y 2003. Y antes de este fallo ya había sido destituido en otra ocasión. En 2003 fue sacado del cargo luego de ser condenado como autor del delito de injurias con abuso de publicidad en 2002. (El Mercurio)

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