El Cristo Redentor, la imagen más representativa de Brasil, cumplió este martes 90 años, una conmemoración que por primera vez no tuvo la habitual romería de fieles y turistas por culpa de la covid-19 y que la gigantesca estatua tuvo que festejar «sozinha» por el clima en Río de Janeiro.
Los actos centrales que celebraron las nueve décadas de la imponente estatua, fueron trasladados del cerro del Corcovado a la Catedral municipal de San Sebastián, en el centro de Río, por las condiciones climáticas de la ciudad que vive los efectos de un frente frío.
La importante fecha tampoco vio las tradicionales aglomeraciones que se formaban cada año a los pies del gigantesco monumento, debido a las restricciones por el covid, un virus que ya deja más de 600.000 muertes y 21,5 millones de contagios en Brasil, y que pese a la ralentización de los últimos meses, todavía no es controlado en el país.
Para simbolizar su presencia durante las conmemoraciones de este martes, una réplica del corazón del Cristo fue ubicada en el altar de la Catedral, donde una ceremonia litúrgica presidida por el arzobispo de Río, cardenal Orani João Tempesta, fue el acto principal.
Durante el evento también se presentaron las medallas y la colección de estampillas conmemorativas por los 90 años del Cristo, pero las exhibiciones aéreas que harían parte de la apertura de las celebraciones, fueron canceladas en la hora a la espera de que la neblina permitiera su realización posteriormente. Fue un acto sobrio y modesto, al que solo asistieron autoridades públicas y religiosas.
Las conmemoraciones, no obstante, se extenderán hasta el 16 de octubre en la Catedral, con una serie de actividades inspiradas en los 17 objetivos de desarrollo sostenible propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dirigidas principalmente a la población más vulnerable de la ciudad y que incluye servicios gratuitos de salud, alimentación y bienestar.
El imponente monumento, que se levanta sobre la cima del cerro del Corcovado, es una de las siete maravillas del mundo moderno y el principal atractivo turístico de Brasil. Fue construido en cinco años e inaugurado el 12 de octubre de 1931.
De estilo «art déco», la estatua de 38 metros pesa 1.145 toneladas, está hecha en concreto armado y revestida completamente con millones de triángulos de 3 centímetros de esteatita (piedra de jabón), un material resistente a la erosión.
El imponente monumento está levantado a 720 metros sobre el nivel del mar y fue diseñado para resistir vientos de hasta 250 kilómetros por hora, una capacidad cuatro veces superior a la media registrada en la cima del Corcovado. (Emol EFE)