Barras bravas: cuando los árboles no dejan ver el bosque-Pilar Lizana

Barras bravas: cuando los árboles no dejan ver el bosque-Pilar Lizana

Compartir

Seguimos sin ver el bosque. Cada situación de violencia instala un árbol más en un bosque cada vez más denso. Hoy, el trágico partido de fútbol entre Colo-Colo y Fortaleza. Han circulado videos del fatal incidente, comentarios van y vienen y el gobierno ha terminado con el programa “Estadio Seguro”, pero, seguimos sin hablar del problema real.

La violencia de las barras del fútbol tampoco es algo propio chileno, el caso de los Hooligans en Inglaterra es el mejor ejemplo. La violencia en el comportamiento de esas barras bravas llevó a los ingleses a tomar medidas concretas para abordar el problema de seguridad.

Sin embargo, lo que sucede en Chile va más allá de una organización asociada a un equipo de fútbol que se caracteriza por disturbios y vandalismo. Las barras se han transformado en brazos armados de grupos criminales que utilizando a menores de edad han podido ejercer control territorial marcando los barrios con símbolos que muestran su poder.

Si tomamos distancia y miramos el bosque, nos daremos cuenta de que las barras bravas, con sus bombos y colores distintivos, son parte de un problema de seguridad mayor que no tiene que ver con qué tipo de seguridad se requiere para un evento en particular. Se han integrado al complejo escenario criminal chileno.

Entonces, el fin de Estadio Seguro sigue sin ver el bosque.  Un nuevo mecanismo de autorización de eventos masivos no aborda el problema de fondo que, no tiene que ver con el evento en sí, sino que, con la evolución de los grupos que lo siguen.

Los eventos masivos no tienen por qué transformarse en un asunto de seguridad para los gobiernos. Para hacerse cargo del problema se necesita separar las ramas de este árbol llamado barras bravas, así se podrá conocer su composición y motivación. Después, se requiere mirar el bosque en que se encuentra y, con el panorama completo diseñar las soluciones que se necesitan.

Una de las ramas tiene que ver con la relación de los seguidores del fútbol y los grupos criminales. Abordar esto, tiene que ver con la prevención territorial que se lleva a cabo; con el cruce de datos entre quienes están inscritos en una barra y sus antecedentes delictuales, con la persecución y sanción adecuada a las acciones que llevaron a esos antecedentes.

Otra rama tiene que ver con la participación de menores. En este caso, se deberá comprender muy bien por qué los más pequeños son tan atractivos para este tipo de grupos, por lo tanto, tendremos que hablar de responsabilidad penal adolescente.

Otra rama tiene que ver con el control territorial. Las barras bravas son un eslabón más en la estructura criminal. Estudiar su comportamiento, acciones y responsabilidades dentro del grupo permitirá acotar el fenómeno y focalizar esfuerzos.

Con todo, las barras bravas son un árbol más del bosque llamado criminalidad organizada. Entonces, proponer un mecanismo de control para evento masivos significa que se está mirando el bosque de al lado. Por supuesto que los eventos masivos requieren de atención en particular, pero, no tiene nada que ver con la situación de las barras bravas. Debemos, mirar el bosque correcto y no perdernos en los detalles llamativos. (El Líbero)

Pilar Lizana