¿Bachelet 3? Soñar no cuesta nada

¿Bachelet 3? Soñar no cuesta nada

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Surgió más por interés periodístico que por la frase del presidente del PS, Álvaro Elizalde, en cuanto a que Michelle Bachelet pudiera volver a ser candidata. Después del informe sobre la dictadura de Maduro en Venezuela que despachó como la Alta Comisionada de Derechos Humanos, algunos en la izquierda volvieron a soñar con que pudiera retornar al poder. «Que la Presidenta siga haciendo su buen trabajo, eso nos llena de prestigio, y en su momento tendrá que haber definiciones presidenciales», señaló el martes el líder del PS.

Cómo no van a entusiasmarse con esa posibilidad algunos si, por ahora, no hay otro modo para que la ex Nueva Mayoría (NM) o la ex Concertación pueda volver a La Moneda, con todo su capital de cargos y pegas a distribuir a lo largo de Chile y las nuevas regiones, universidades y CFT creados en el último gobierno socialista.

En la CEP de mayo Bachelet es la única de la ex NM que aparece entre los nueve políticos mejor evaluados. Ella, en el segundo lugar, aunque a distancia de Joaquín Lavín (38 versus 56 por ciento), pero el resto de las cartas ganadoras son alcaldes (o ex) de derecha o personeros del Frente Amplio. Recién en el décimo lugar se asoma Alejandro Guillier, alguien de ese oficialismo que gobernó a Chile por 24 años.

Si las elecciones fueran hoy, el segundo round estaría entre Lavín y Beatriz Sánchez, probablemente, pero si compitiera Bachelet, ella entraría en la definición, cree su ex ministro Francisco Vidal. Y aunque tildó de “patético” recurrir por tercera vez a ella, les permitiría regresar a La Moneda sin tener un proyecto o una visión compartida de país. Los quiebres fueron evidentes en el segundo período de la mandataria socialista, que entregó la banda a la oposición por segunda vez, y nuevamente con la coalición oficialista dinamitada por las diferencias internas.

Pero qué importa la falta de identidad y propuesta, la carga se puede ir arreglando en el camino, frente a lo que significa recuperar La Moneda. Qué más da que hayan quedado reformas con graves problemas para Chile (la necesidad de cambios en la tributaria la reconocen los ex ministros de Hacienda de Bachelet, Rodrigo Valdés y Nicolás Eyzaguirre), que la laboral sea un lastre para enfrentar los desafíos que presenta este siglo en materia de trabajo, que la gratuidad empobrezca las universidades y su calidad; que no se crearan más colegios particulares subvencionados y quedaran pendientes reformas pedidas a gritos en materia previsional, de salud, infancia o inmigración.

El reciente informe de la OCDE que hace recomendaciones de políticas públicas a los países (“Going for Growth”) comienza su análisis señalando que la convergencia del PIB per cápita de Chile con la mitad más alta de los países de la OCDE “está entre las más rápidas de la OCDE en las últimas décadas”. Ello, añade, “se detuvo después de 2013, reflejando un débil crecimiento del empleo y una declinación en el crecimiento de la productividad total de factores”.

Da lo mismo que la segunda administración de la Presidenta socialista apostara a un cambio del modelo que se tradujo en un crecimiento pobre del país (1,8 por ciento promedio anual) y sin que hubiera ninguna crisis internacional, como ocurre ahora. No es atingente tampoco lo críticos que fueron con ella los dirigentes de los partidos políticos que la entronizaron por la falta de conducción y malos resultados económicos. Lo que prima no es cómo recuperar la capacidad de crecimiento de la economía, los trabajos y los salarios para generar riqueza para todos, sino que hay presidenciables en el PS (Insulza, Atria, Pacheco), también en el PPD (Lagos Weber y Heraldo Muñoz) y en la DC (Ximena Rincón), que no logran asomarse en serio en las encuestas. Bachelet, en cambio, sí.

Es irrelevante que converger de nuevo en una misma alianza con el Partido Comunista será imposible, no sólo para la DC, después de su lapidaria descalificación del informe de Bachelet sobre los asesinatos políticos en la narco-república de Venezuela. Lo destacable es que ella se mantiene como opción si no se resuelven a apoyar la carta del Frente Amplio.

Será patético entronizar Bachelet por tercera vez sin compartir un ideario político que le dé sustento a detentar el poder, pero esto ya lo resolvieron mal los partidos de la Concertación en 2013 y no sería raro que pudieran de nuevo no leer el programa con tal de volver al poder.

Soñar no cuesta nada… pero lo probable es que no sea la carencia de proyecto político lo que impida su regreso, o las ganas de la ex NM, sino que sea ella quien no esté dispuesta a los sinsabores políticos y familiares que vivió durante su segunda administración.

 

Pilar Molina/El Líbero

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