Benito Baranda, presidente de América Solidaria y ahora parte de los observadores del proceso constituyente comentó esta mañana en T13 radio su rol en ese consejo, pero también los resultados de la encuesta CEP en el ítem pobreza, donde ante la pregunta «¿Cuáles de las alternativas de esta lista cree Ud. que son las dos causas más frecuentes de que estas personas sean pobres?», la segunda respuesta más votada fue «la flojera y la falta de iniciativa» (41%).
Al respecto, Baranda fue lapidario. «Cuando tú hablas de flojera metes en un saco a un montón de personas que no tiene nada que ver. La flojera, decimos los psicologos, se distribuye por igual en todos los estratos sociales», aclaró lamentando que la idea está arraigada desde la colonia en Chile y que desde los ’90 que esa percepción no se puede bajar del 40%.
Baranda recordó que la mayor parte de los chilenos, incluso aquellos «de las familias de apellidos largos y rimbombantes», provienen de familias pobres, pero que hay «una gran cantidad de personas que dejaron la pobreza gracias a la oportunidades que les brindaron. Muchos que se envanecen porque estudiaron en el Instituto Nacional y se creen de clase alta y se andan empavonando por ahí, bueno, esas personas estudiaron gracias a nuestros impuestos. Muchos de los que han hecho sus doctorados o magister afuera han sido gracias a nuestros impuestos y bienvenido sea. Ellos han hecho un esfuerzo, por supuesto, pero que no se les olvide que eso es fruto también de las oportunidades que se les generaron, entonces que después no digan que ellos salieron de la pobreza por supropio esfuerzo. Es mentira. Salieron de la pobreza porque se generaron oportunidades que ellos supieron aprovechar».
El psicólogo explicó que relacionar la pobreza con la flojera es un mecanismo «para no sentirte mal por lo que tienes (…) la manera de reducir esa disonancia es decir ‘esa persona no estudió o sus hijos son flojos’, pero resulta que si un hijo tuyo tiene problemas de aprendizaje, tú armas una red para apoyarlo, con el dinero que ganas y si no puedes pagarlo, tu familia te va a ayudar, los amigos te van a ayudar. En un sector popular eso es limitado porque no tienes la red y porque no tienes el neurólogo, no tienes la psicopedagoga».
Hacer la relación entre las dos cosas, dijo, denota «mucha desesperanza aprendida» y recalcó que a raíz de ello en las poblaciones hay mucha depresión y uso de psicofármacos.
Esa idea arraigada «es algo cultural» con muchas causantes, como por ejemplo «una política pública de muchos bonos y no de oportunidades y derechos y donde se presiona por los deberes» y donde también hay una responsabilidad civil «cuando exacerbamos la lástima a través de las campañas». Lo que debe haber, afirmó, son oportunidades y espacios para que las personas se desarrollen en los mismos derechos.
En ese sentido, Baranda dijo que las reformas del Gobierno ayudan, pero que se debieron haber hecho hace 15 ó 20 años, y calificó 2015 como un buen año porque pese a la demora, los cambios verán frutos en el futuro. «Por ejemplo, en enero se aprobó la educación preescolar universal. Eso ni siquiera España o Portugal lo tiene y ese impacto se va a ver en 20 años más. Es un tema que a lo mejor no logramos percibir. También en la política de vivienda. Salió un nuevo llamado a subsidio que lo que hace es provocar la inclusión. Eso nos va a costar a todos, pero si no lo hacemos, lo van a pagar nuestros nietos», graficó.


