Con el contundente triunfo de Javier Milei se inicia un nuevo ciclo político. Terminada la contienda electoral, múltiples son las tareas que deberá abordar el nuevo Presidente.
Argentina atraviesa complejos procesos de adaptación en un mundo global en plena transformación, que pone en tensión la sociedad y plantea impostergables desafíos. Esta situación se ha visto agravada en los últimos años por la pandemia, los conflictos internacionales en curso, la sequía, el repunte de la inflación, el pago de la deuda externa y la baja de la demanda de algunos productos de exportación. Las consecuencias de la crisis mundial del 2008 todavía se dejan sentir. Los índices de pobreza han llegado a un 40% de la población, una circunstancia inédita en el país.
La Argentina muestra la dificultad de articular las diferentes estructuras de una sociedad en pleno cambio, lo que impacta en el sistema político, un fenómeno común a los países de la región, que se agudiza cuando crecen los problemas económicos. Al final de su vida el sociólogo trasandino Gino Germani anticipaba que la disyuntiva futura sería entre democracia y autoritarismo. Esta bifurcación puede asumir múltiples e inesperadas expresiones políticas, muchas de las cuales usan la retórica del populismo.
Al analizar la actual coyuntura argentina es importante dejar aparte una mirada condicionada por la realidad chilena. No hacerlo puede llevar a graves distorsiones. Cada país tiene su propia historia y configuración económica, social, política y cultural. Un ejemplo de ello es la falta de correspondencia del sistema de partidos políticos entre Argentina y Chile: el peronismo es un movimiento difícil de entender para un extranjero, y se presta para muchos equívocos pues va cambiando de expresión a través del tiempo según se defina su liderazgo. El peronismo por décadas ha copado una buena parte del espacio político. Se trata de un movimiento pragmático, flexible, conectado con una parte de la sociedad argentina, por ejemplo, el llamado conurbano de Buenos Aires, aunque en la elección reciente sólo triunfó en la Provincia de Buenos Aires, Chaco, Formosa y Santiago del Estero.
De la Alianza por la Libertad es poco lo que podemos decir. Acaba de formarse entorno al liderazgo de Javier Milei. Se ubica -como otros movimientos de este tipo- en el cruce entre una visión neoliberal y la reafirmación de valores tradicionales y se ha construido criticando fuertemente a la dirigencia política (la casta) y apelando a una pronta solución de la crisis que vive la Argentina. Está por verse si ese voto de protesta dará origen a un nuevo movimiento capaz de perdurar en el tiempo. Está por definirse la relación que mantendrá con el sector de Juntos por el Cambio que apoyó a Javier Milei.
Hay que partir por reconocer que esta elección donde participó un 76% del electorado, reconfiguró el cuadro político: el triunfo de Javier Milei significa un vuelco en 180 grados respecto a la Argentina que conocemos desde el retorno a la democracia hace 40 años. Sin embargo, el nuevo gobierno no cuenta con mayoría parlamentaria y carece de una importante representación de Gobernadores. Sus propuestas de campaña son ambiciosas. Queda por definir cuál será la configuración del gabinete y la estrategia que usará para realizar su programa. Me refiero, por ejemplo, a la dolarización y al cierre del Banco Central. O a una racionalización de los subsidios alcanzados muchas veces luego de fuertes presiones sectoriales. ¿Cómo reaccionará el Parlamento? ¿Cómo la sociedad argentina?
El Estado de bienestar puede ser renovado siguiendo un difícil equilibrio entre racionalidad económica y aseguramiento de derechos sociales conquistados.
Ello redundaría en una baja progresiva de la inflación, que supone al mismo tiempo racionalizar la carga tributaria para favorecer la producción y las exportaciones. Como Argentina es un país rico en recursos naturales, además del sector agropecuario, hoy tiene la posibilidad de dar un nuevo impulso a la actividad minera, principalmente el litio, a la actividad pesquera y a la explotación de los yacimientos energéticos de Vaca Muerta. Es importante que se hayan concretado acuerdos de suministro de gas hacia nuestro país. Sin descuidar, por cierto, la industria y los sectores de servicios con la utilización de las nuevas tecnologías. Argentina tiene un importante desarrollo científico y tecnológico y experiencia, por ejemplo, en el uso de la energía nuclear.
Mirando hacia el Pacífico está Chile. El Presidente Boric al saludar al nuevo Mandatario argentino ha reafirmado su voluntad de continuar las buenas relaciones entre ambos países.
La cooperación entre Argentina y Chile no se funda tanto en la afinidad circunstancial que pueda haber entre los gobernantes, como en las razones de Estado que compelen a la colaboración estratégica. Esa voluntad ha sido recogida en diversos instrumentos internacionales. El marco jurídico de esos tratados se ha ido construyendo progresivamente y es el principal activo que existe para enfocar con criterio moderno una diplomacia con perspectiva de futuro. Argentina y Chile tienen economías diversas que pueden ser complementarias. Ello dependerá de la sintonía que exista entre ellas en cuanto a las reglas macroeconómicas, la certeza jurídica y la voluntad de los actores económicos para unir sus esfuerzos y aprovechar la escala de mercado y el potencial exportador común.
El último de esos tratados es de 2017 y se reviere a la complementación económica y el libre comercio de nueva generación. La idea es facilitar al máximo el comercio de bienes, servicios y electrónico entre ambos países y favorecer los esfuerzos para participar en conjunto en las cadenas universales de valor compitiendo en los mercados globales; se ha modernizado el acuerdo sobre doble tributación. Este tratado se suma al suscrito por Chile y el Mercosur en 1996. Resulta, además, imperioso seguir profundizando un acercamiento entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.
También están los acuerdos para mejorar la interconexión física que facilitan el transporte rodoviario y ferroviario de pasajeros y mercancías a través de pasos y corredores bioceánicos. Argentina y Chile deben cumplir con el Programa de Inversiones del Plan Maestro de Pasos Fronterizos Horizonte 2030. No olvidemos que en Argentina viven alrededor de 400.000 descendientes de chilenos atendidos por 13 consulados y que en torno a 3 millones de personas atraviesan la frontera cada año, las más de las veces de ida y vuelta.
Se ha abierto una nueva fase en la política argentina, que es preciso saber leer adecuadamente. (El Líbero)
José Antonio Viera Gallo