APEC, la herida de Piñera- John Müller

APEC, la herida de Piñera- John Müller

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El anuncio de Vladimir Putin de que no asistiría a la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) decantó todo. Las cancillerías de los 19 países miembros y de los demás observadores llevaban una semana estudiando si la situación en Chile permitiría desarrollar el encuentro en paz. Sebastián Piñera también lo venía haciendo y, al final, ayer, tras la evaluación de rigor con su equipo de confianza (los ministerios del Interior —estaba Rodrigo Ubilla en vez de Gonzalo Blumel—, Relaciones Exteriores y Medio Ambiente), dio su brazo a torcer no por Putin, sino porque el tiempo se acababa para tomar una decisión responsable: la cumbre del APEC y la de la XXV Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU (COP25), dos de los hitos en la agenda del Presidente para 2019, fueron cancelados.

No fue una decisión fácil. Todos los objetivos políticos del Gobierno chileno para este año estaban construidos en torno a estos dos acontecimientos. Piñera viajó a Nueva York para saludar a Greta Thunberg y pavimentar el camino para la COP25. La Cancillería ha evitado pisar callos durante casi un año para no entorpecer el encuentro. La cancelación supone la admisión, por parte del Presidente, de la gravedad de lo que está sucediendo en el país, más allá de la agresión alienígena que la Primera Dama compartía con sus amigas.

El anuncio supone admitir que los desórdenes han dañado gravemente la agenda presidencial. Y lo han hecho en una materia que es privativa del Presidente de la República, como es el manejo de la política exterior, que es una prerrogativa constitucional según el artículo 32 de la Constitución Política (CP). Era el único espacio donde Piñera podía hacer política sin preguntar al Congreso y los manifestantes se lo han acabado chafando.

La cancelación también supone asumir que la valoración que las cancillerías extranjeras tienen sobre Chile ha cambiado radicalmente. El país ya no es la nación confiable y que avanzaba a buen ritmo hacia el desarrollo de hace dos semanas. Ya no es el modelo de país con paisajes que quitan el hipo y que quiere ser respetuoso de la ecología. Ahora, Chile emite tanto CO{-2} con los incendios y saqueos que Greta tendría que condenar esta manera de protestar. Y los motivos de todo esto son tan inexplicables como eran los incendios de las banlieues parisinas en 2005, cuando gobernaba Jacques Chirac y su ministro era Nicolas Sarkozy.

En el extranjero, todo el mundo se pregunta por qué Chile ha corcoveado de esta manera y no deja de hacerlo. La respuesta típica de los expertos —la enorme desigualdad de rentas que refleja el índice de Gini— ya no satisface a nadie. Eso explica los saqueos, pero no el metro quemado. Quieren saber más y quieren contestaciones satisfactorias para arriesgar su dinero y depositar su confianza.

La decisión de cancelar estas reuniones internacionales es probablemente la más difícil que podía adoptar el Gobierno ahora mismo. Por un lado, es la asunción de una incapacidad, la de garantizar el orden público, que es la misión principal del Presidente (artículo 24 de la CP), por otra, supone mostrarle a la ciudadanía que nadie, ni siquiera el Presidente de la República, ha salido indemne de lo ocurrido. (El Mercurio)

John Müller

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