Análisis: el miedo al desfonde progresista hacia la izquierda dura

Análisis: el miedo al desfonde progresista hacia la izquierda dura

Compartir

Nada nuevo bajo el sol en el mundo de la centro izquierda, desconfianzas mutuas, acusaciones de acreditaciones falsas, y operaciones bajo cuerdas con miras a la elección presidencial. A tres meses de la inscripción de candidatos a la primaria presidencial, el ambiente se vuelve a “cortar con cuchillo”. Las diferentes tesis que se han instalado previo a la llegada de marzo, volvieron a evidenciar lo lejos que se está en el sector de poder entregar reales señales de una mínima capacidad de gobernanza.

Mientras públicamente tanto el PPD como el PS buscan sostener la estantería a nivel comunicacional, con miras a una eventual definición que cumpla con el pacto de llegar con un solo candidato a competirle a la DC en la primaria presidencial, por dentro ambas tiendas aseguran que esa opción habría fracasado. Respecto de la idea instalada por el senador PPD, Guido Girardi, de dejar de lado a la DC en una primaria del sector del progresismo, si bien parece desechada, eso no quita que no haya encontrado eco en varios dirigentes quienes se mostraron a gusto. ¿La razón?, el miedo al desfonde que pudiese existir en el sector en caso de que la abanderada falangista, Ximena Rincón, se llevase el preciado botín.

La evidencia, señalaron, está en el resultado de las primarias tanto a gobernadores regionales como de alcaldes, donde fue la tienda dirigida por Fuad Chahín la que se llevó los aplausos, tras competir separados. Y más allá de los cientos de cálculos electorales, y la posibilidad real de que pueda ser el mundo independiente de izquierda el que defina la contienda, las primarias entregaron otro dato no menor. Mientras que la DC logró movilizar a poco menos de treinta mil votantes para dirimir su abanderado, el PPD alcanzó poco menos de quince mil. El PS no tuvo primarias, ya que no hubo competencia para Paula Narváez.

De esta manera, y con la calculadora electoral en los escritorios de cada tienda, se comenzaron a jugar las presidenciales donde, más allá de los discursos de unidad  “para la galería”, cada uno de los líderes debe demostrarle su capacidad de trabajo con resultado a sus bases, y aquello significa no ceder “ningún metro” de su propio feudo, señalaron.

El ambiente está malo, repiten desde los diferentes frentes, y evidencia de aquello es que no sólo no se llevó a cabo la tradicional reunión de Unidad Constituyente el lunes pasado, sino que además se habría tomado la determinación de que, de aquí en adelante, las citas semanales van a pasar a estar a cargo de los secretarios generales y no de los presidentes. Señal indefectible del mal momento que vive el pacto.

PREPRIMARIAS PS-PPD: NO HACERLAS ES WIN-WIN

La historia reciente dice que hubo acuerdo en ambas directivas, que tanto el PS como el PPD habrían llegado a la conclusión de que se debía llegar a la primaria presidencial del 4 de julio de la centro izquierda con un solo candidato y, de esta manera, competir de igual a igual con la Democracia Cristiana.

Pero lo cierto es que pasados los días y el desarrollo que han ido adquiriendo ambas candidaturas, como la de Heraldo Muñoz y de Paula Narváez, la dirección del viento cambió al interior de ambas tiendas, pero por diferentes razones. Esto más allá de que el PPD haya determinado resolver sus diferencias en un consejo nacional, y que el PS, a través de su presidente, Álvaro Elizalde, insista tibiamente en que hay que llegar unidos.

En el caso del PPD, las razones principales por las que varios están por echar pie atrás, guardarían relación con que aún creen que su candidato mantendría intactas las posibilidades de crecer, principalmente hacia el centro y hacia el mundo de la ex-Concertación, y que las posibilidades de derrotar al PS en un mano a mano serían mínimas.

Esto por dos razones: una estructura territorial mayor, complementada con un mayor financiamiento. A eso, agregaron, “una historia conocida”, la capacidad de acarreo que el PS sustenta “principalmente en las comunas del sur de la capital”. En ese entendido, comentaron que, al fin de cuentas, una eventual preprimaria “más que una elección popular” sería la definición de quien guardaría mayor capacidad de acarreo, y “ahí perdemos”, confiesan en el PPD.

Al interior de la tienda hay quienes aseguraron que ya se habría notificado al PS de que la idea habría sido desechada, debido principalmente a que no tendría piso en la interna, pero la controversia es tal, que tuvieron que elevarla a instancias mayores de discernimiento.

Como tercera razón, esgrimieron, está el estado de fragilidad que vive, hoy por hoy, la Unidad Constituyente, cruzado todo por el apoyo de la comunal del PS a la candidata de RD por Ñuñoa, por sobre el candidato dentro del pacto, como lo es Juan Pablo Sáez por la DC. A eso se sumó la acusación de Álvaro Elizalde a la directiva falangista de estar acreditando falsamente a independientes que pertenecerían a la tienda.

En el caso del PS, quienes están empujando el carro en busca de desechar el pacto, apuntaron principalmente al nerviosismo que se ha ido extendiendo en el partido por la falta de crecimiento de su abanderada, Paula Narváez.

Más allá de su consabida capacidad de despliegue territorial como partido, la figura de la exvocera de gobierno ha llevado a varios a poner en duda su real capacidad en un eventual mano a mano contra un personaje que “casi la triplica” en conocimiento.

Los problemas que se han ido evidenciando en su comando, y que terminaron con la salida de Paulina Vodanovic de la primera línea de la toma de decisiones, tiene a varios expectantes. Sumado a eso, la controversia instalada en las fauces del PS, de cuán parecida o no, es la actual abanderada respecto de la expresidenta Michelle Bachelet para tomar decisiones de campaña, situación que ha ido resquebrajando confianzas que parecían haber desaparecido una vez fue nominada.

En su favor, señalaron, está que su candidatura no busca pelearle el centro a los demás nombres –aquello no significa desecharlo–, pero que con miras a una eventual preprimaria, su mirada “más de izquierda” estaría en línea con las bases transversales tanto de su partido, como del PPD. 

MIEDO AL DESFONDE

Aunque públicamente y hasta el día de hoy, el Partido Radical y el PRO mantienen su firme rechazo a ir a primarias sin la DC, porque no estarían dispuestos a ir en contra del discurso de la unidad, razón por la cual algunos afirman que ese idea nació muerta, eso no quita que varios personeros de las diferentes tiendas, más allá de rechazarlo en público, estén considerando seriamente tal posibilidad.

Y es que, como explicaron, el sentimiento en las bases del progresismo se habría ido tornando “muy anti-DC”, principalmente por la actuación del partido durante los primeros años del gobierno de Sebastián Piñera, donde en varias ocasiones pactó con el Ejecutivo de espaldas a sus socios. A eso se suman los anticuerpos que generaría el estilo “confrontacional, divisor y anticomunista” de su presidente, Fuad Chahín. “Hay muchas cuentas pendientes”, explicaron transversalmente.

Pero más allá de todas las explicaciones que se dieron para fundamentar la apuesta del senador PPD, Guido Girardi, la verdad es que aquello que buscaba la iniciativa era evitar un desfonde del mundo progresista, como señalaron varios entendidos en las diferentes instancias negociadoras.

Y es que los cálculos que se hicieron apuntan a una potencial victoria de la senadora Ximena Rincón. Hasta ahí, no existiría tanto problema. Lo que realmente tiene a varios con los pelos de punta es que consideran que su nombre sería el más débil para una eventual contienda con el sector de la izquierda de la oposición.

Los argumentos que se habrían puesto sobre la mesa apuntarían a que, en un eventual choque con Daniel Jadue, las bases progresistas no tendrían dudas en apoyar al candidato PC, “desfondando a la centro izquierda chilena”, indicaron.

En el PS, principalmente, ha sido comentario desde hace ya varios meses, lo interesadas que se han presentado las bases ante la candidatura del alcalde de Recoleta, y cómo aquello ha dificultado el perfilamiento de un candidato propio, y explicaría en gran medida por qué José Miguel Insulza nunca recibió una respuesta “sincera” cuando era el único militante dispuesto a competir. (Por Hernán Leighton, El Mostrador)

Dejar una respuesta