Alerta a la “marea roja”-Pilar Molina

Alerta a la “marea roja”-Pilar Molina

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Los cálculos eran seguir convenciendo al país de que se divide en dos, las comunas del Rechazo y el resto de Chile. La izquierda tenía la mayoría del Congreso en ambas Cámaras, capitalizó el 80% de Apruebo para sí y se ultra radicalizó en la Convención Constitucional, gracias al diseño que ese grupo mayoritario hizo del mecanismo para elegirla (independientes que no eran tal y escaños reservados que no representan a la población originaria, sino que a grupos activistas).

El plan funcionaba perfecto y ahora venía el nuevo Congreso, que sería más parecido a la Convención, es decir, más rojo. Debía cambiar las reglas con que se plebiscitó la nueva Constitución para introducir los plebiscitos intermedios, cambiar el quórum de dos tercios y, eventualmente, terminar con la consulta para aprobar el nuevo texto, de manera que el “ultrismo” tendría carta blanca para seguir apostando a una nueva Carta Fundamental revolucionaria.

Gabriel Boric habla el domingo después de la derrota e insiste en poner de su lado la palabra “esperanza”. No parece darse cuenta que fue derrotado por José Antonio Kast porque la gente perdió la esperanza en que él pueda conducir al país a mejor destino abogando por darle impunidad a los delincuentes y ofreciendo cambios refundacionales y revolucionarios que hacen temer por su seguridad a las personas y que Chile transite hacia el recorrido camino a la pobreza.

Parafraseando a Allende y arengando a sus “compañeros” a trabajar para ganar en la segunda vuelta, parece olvidar que la izquierda perdió la mayoría en el Congreso y que la derecha, por primera vez desde 1990, conquistó la mitad del Senado. Y volvió a descalificar “la lógica del Rechazo”, sin entender que la lógica por la cual no triunfó, como esperaba, es otra: que la gente quiere cambios y progreso, pero no con violencia ni experimentos inciertos.

La derecha debe agradecerle la inmoderación de su discurso tanto a Daniel Jadue como a Boric, porque consiguieron lo insólito: que aunque fuera a dos listas, eligiera 68 diputados, mientras la ex Concertación perdió 16 y quedó con los mismos 37 diputados que Apruebo Dignidad. Boric parece olvidar que el único que está cosechando en ese pacto del Frente Amplio con el PC es éste último partido, que elevó sus diputados de 8 a 12 y llegó con dos cupos al Senado, donde seguramente buscará enrarecer y polarizar el ambiente como lo hizo antes en la Cámara.

La “marea roja” recibió una alerta con un Kast y Sichel que suman más del 40% y cuyos partidos arrasaron con los Consejeros Regionales, donde manda el voto partido. Aún así, no aprende la ex centro izquierda, la que ha permitido prender al “ultrismo” como pasto seco en verano. El domingo, la derrotada candidata DC Yasna Provoste descalificaba al ganador por su “espíritu totalitario, fascista”. Y el presidente del PS, Álvaro Elizalde lo acusó de constituir “una amenaza para la democracia y para la vida cotidiana”. Elizalde no tardó en cuadrarse tras el candidato de la ultra izquierda, sector donde reconoce domicilio hace rato, aunque se quede sin casa. Provoste, a su vez, difícilmente podía constituir una alternativa a Boric, porque hace rato que se la ve más cercana al polo radicalizado de izquierda que al partido, supuestamente de centro, donde milita.

Lo claro es que con esta elección se dio un paso más hacia la desaparición de la izquierda democrática y la centro izquierda que fueron los protagonistas de la transición. Y que fue una alerta clara a su reemplazo, la ultra izquierda, que debe respetar las reglas de la democracia. La primera de ellas es que no hay libertad ni protección donde se tolera la violencia y el desorden. Simple y elemental. (El Líbero)

Pilar Molina

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