Sentido de proporciones – Patricio Zapata

Sentido de proporciones – Patricio Zapata

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Sospecho que en las semanas inmediatamente anteriores e inmediatamente posteriores a la publicación de cada encuesta del CEP aumenta significativamente el consumo de ansiolíticos por parte de ministros, parlamentarios y dirigentes políticos. Otro tanto debe ocurrir, me imagino, entre quienes quieren llegar a ocupar esos puestos.

Siguiendo la costumbre, la develación del Oráculo del CEP da lugar a tres o cuatro semanas consecutivas, por lo menos, de especulaciones, sesudos análisis y apuestas varias. En lo concreto, el último resultado de la CEP ha multiplicado las presiones por un cambio de gabinete y tuvo, además,  el efecto de acelerar la carrera presidencial. Todo lo anterior es comprensible. Me gustaría, sin embargo, que no perdiéramos el sentido de las proporciones.

Entiéndase bien: no descreo de los sondeos.  Tengo muy claro que una encuesta bien hecha, con una muestra adecuada, puede revelar, con muy escaso margen de error, cuál es, en ese momento, el sentimiento de la ciudadanía. Parto de la base que los gobiernos y las candidaturas deben prestar atención a estos estudios de opinión. Tengo, además, una muy buena opinión sobre la seriedad y honestidad del Centro de Estudios Públicos. El prestigio de su encuesta es merecido. Lo que me preocupa, en verdad, es la reacción histérica.

Hablaba más arriba de los ansiolíticos. Como se sabe, estos son tranquilizantes que buscan aliviar los síntomas de la ansiedad. Las causas, sin embargo, seguirán allí. La ansiedad, en sí misma, en todo caso, no es necesariamente mala. Revisando Google encuentro lo siguiente: la  ansiedad es una “reacción emocional normal necesaria para la supervivencia de los individuos y de nuestra especie. No obstante, las reacciones de ansiedad pueden alcanzar niveles excesivamente altos o pueden ser poco adaptativas en determinadas situaciones. En este caso la reacción deja de ser normal y se considera patológica”.

Puestas así las cosas, me parece que la verdadera fuente de ansiedad del último tiempo no está en el sondeo del CEP. Lo que realmente debiera alarmarnos es el resultado dramático de la encuesta del PNUD sobre el estado de nuestra democracia (dada a conocer hace una semana). Cinco botones de muestra: entre 2010 y hoy ha subido del 14% al 35% el porcentaje de quienes piensan que nuestro sistema no tiene nada de democrático; en ese mismo lapso el porcentaje de quienes creen que nuestra democracia funciona mal o muy mal sube del 13% al 40%; un 58% de los encuestados responde que los partidos políticos sólo sirven para dividir a la gente; el 88% no se identifica con ningún partido político (era 57% hace 6 años) y el 68% no se identifica con ninguna posición política (era 41% hace seis años).

¡Ahí tenemos problemas de verdad! De esos que no se solucionan con tranquilizantes ni con homeopatía. No se cae el mundo si los distintos candidatos suben o bajan. El estado de nuestra democracia y la credibilidad de nuestras instituciones, en cambio, debiera ser motivo de honda preocupación (entre paréntesis: un 84% piensa que es importante cambiar la Constitución Política). (La Tercera)

 Patricio Zapata

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