Algunos se van a respirar-Nicolás Luco

Algunos se van a respirar-Nicolás Luco

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Vivo aterrado en Santiago.

Despierto con cefalea, narices ocluidas, insuficiente oxígeno (oh, mi corazón; oh, mi cerebro).

Un nieto colchagüino vive conmigo: «Lo que más añoro es el cielo azul», me dice.

¿Dónde irse?

El Informe del Medio Ambiente 2015 del INE, con cifras de hace dos años, ofrece pocas pistas de aterrizaje. Diez millones de chilenos respiramos contaminación. Por ejemplo, la peor concentración de monóxido de carbono proveniente de fuentes fijas está en la región del Biobío; la segunda, en Santiago. Lo limpio está en Arica, Parinacota y Aysén (salvo Coyhaique, supongo). (Tal vez irse a Coquimbo o a la Región del Libertador, con contaminaciones más pasables). Si hablamos de CO2, la Región Metropolitana bate los récords, y Biobío y Valparaíso le van en saga. Coquimbo y Arica nuevamente respiran mejor.

Minuto a minuto: las redes de monitoreo en línea del Ministerio del Medio Ambiente acusan cifras altas en Ventanas, Enap Aconcagua, Santiago y en Biobío (Enap, Endesa); Santiago es lo peor. Tocopilla y Calama: feo, feo. Los Ríos se ve maravilloso.

La Organización Mundial de la Salud, en marzo de 2014 fijó consecuencias del mal aire: accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares (un 80%), cánceres al pulmón (6%), neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma (14%). Datos en http://ow.ly/ea6X301A2CQ

Estimaciones de 2012: 3,7 millones de muertes prematuras por mala calidad del aire en el mundo. Peor para quienes cocinan y se calientan con leña y carbón, unos 3 mil millones de personas.

Los broncólogos no sugieren tanto emigrar de la contaminación, aún. En tiempos de mis abuelos, los enfermos subían al Sanatorio de San José de Maipo.

¿Irme?

Pero recibo un golpe. Asisto a un foro de «BestInnovation» y Bárbara Silva, directora, habla de California, de la economía de la conversación. Me saca de Chile, me proyecta al globo.

Fernando del Solar, empresario y educador, la apoya; el mundo es colaborativo, redes que se apoyan, generosidad, relaciones, conversaciones.

Teresa Matamala, filósofa y comunicadora organizacional, habla de diversidad, coherencia entre el vivir, el ser, el hacer y el conversar.

Si emigro a Coquimbo, ¿qué pasa con mis conversaciones, mis redes?, ¿y los almuerzos familiares del domingo?

Soy mis relaciones. Difícil abandonarlas, aunque contemos con internet y aviones.

Qué envidia siento por los valdivianos, los ariqueños, los de Nueva Imperial, los de Achao, los chillanejos, los serenenses. Disfrutan de aire y de sus redes; de sus pulmones, corazones y cerebros mejores. Y sus conversaciones.

Pero si todos los ahogados no conversamos, si no abrimos nuestras redes, si no nos incluimos todos en las soluciones, fracasaremos.

Los cada vez más ahogados en más ciudades de Chile habremos de reaccionar ante el terror: en vivencias, acuerdos, sacrificios y acciones. Abiertos a ejemplos de redes internacionales.

Para así no pensar en fugarnos para poder al fin respirar.

 

Fuente: Edición Original El Mercurio

 

Fotografía: El Mercurio

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