Congregados alrededor de una mesa al interior del Palacio de Cerro Castillo, los principales dirigentes de la Nueva Mayoría escucharon anoche cómo la Mandataria Michelle Bachelet realizaba un balance de lo realizado durante estos casi dos años de gobierno.
Era el inicio de un nuevo cónclave oficialista. Y la jefa de Estado comenzaba el encuentro privado destacando el cumplimiento de algunos compromisos de campaña, como la gratuidad en la educación superior, la reforma al binominal y el cambio al sistema tributario.
Los asistentes dicen que en ese momento la Mandataria les manifestó que, en base a lo realizado, habían motivos para sentirse “orgullosos” como sector político.
Junto con esto, les entregó un mensaje a los timoneles y jefes de bancada oficialistas. En la cita -que congregó a 25 personeros, entre los representantes de los partidos y los ministros del comité político-, Bachelet les hizo una petición, justo en un momento en que el oficialismo viene recién saliendo de una de sus peores crisis internas.
Según asistentes, la Presidenta les pidió “recuperar la convicción en las reformas”, pensar en el futuro para “proyectar” a la Nueva Mayoría y prepararse para salir a terreno y “enfrentar bien” el próximo desafío electoral: los comicios municipales. Y -agregan- les dijo a los dirigentes que le plantearan sus puntos de vista con “franqueza” y “abiertamente”.
En el Ejecutivo dicen que, tras los últimos encuentros oficialistas, la Mandataria ha transmitido, en privado, su incomodidad por no recibir los cuestionamientos al gobierno directamente, sino que a través de la prensa.
Así, algunos aprovecharon de manifestar la necesidad de mejorar aspectos de gestión técnica y conducción política por parte de La Moneda. Uno de ellos fue el timonel del PPD, Jaime Quintana, quien planteó que todas esas deficiencias se pueden sintetizar en lo ocurrido el 29 de diciembre, cuando la Presidenta viajó a La Araucanía sin invitar ni informar previamente al titular del Interior, Jorge Burgos, desatando una crisis y gatillando la convocatoria a esta cita.
En otra intervención, el líder de la DC, Jorge Pizarro, apuntó a problemas de gestión y dijo que el oficialismo, además, estaba “perdiendo” la “batalla” comunicacional.
AGENDA LEGISLATIVA
En línea con el mensaje inicial entregado por Bachelet a la Nueva Mayoría, uno de los temas revisados fueron las prioridades legislativas programadas para ser aprobadas antes del 31 de enero. La Mandataria pidió en la reunión que se hagan los esfuerzos para que se cumpla con esta agenda, que incluye siete iniciativas.
Sin embargo, en La Moneda admiten que hay proyectos que no se van a poder despachar antes de esa fecha. Uno de ellos podría ser la reforma laboral, que enfrenta fuertes diferencias al interior del bloque, lo que ha dilatado su tramitación.
En ese sentido, el vocero de gobierno, Marcelo Díaz, dijo ayer, en una pausa durante el cónclave, que “vamos a hacer un esfuerzo por alcanzar el máximo de proyectos aprobados de aquí al 31 de enero, pero lo esencial y relevante es tener buenas leyes”. Y agregó: “En consecuencia, vamos a combinar, por una parte, los plazos, pero también los objetivos relevantes, que es sacar buenas leyes para el país”.
Pese a las dificultades para lograr cumplir con los plazos autoimpuestos en los siete proyectos, varios, como la presidenta del PS, Isabel Allende, y el senador Guido Girardi (PPD), insistieron en intentar lograr esa meta.
Para el oficialismo es clave mostrar resultados concretos de cara a las municipales.
En este contexto, además, Bachelet planteó en su segunda intervención, en la etapa final del cónclave, la conveniencia de realizar un nuevo encuentro de este tipo, esta vez para definir estrategias para todo el año.
Por su parte, dirigentes de partidos de la Nueva Mayoría solicitaron a la Presidenta que se defina frente a las divergencias internas que ha provocado la discusión de las Reformas, en especial, la laboral, señalándole que hay disposición de las colectividades a apoyarla en la decisión que adopte.
SEGUNDO PISO SE MARGINA
En la reunión, que se inició a las 20.00 y que aún no finalizaba al cierre de esta edición, la Mandataria estuvo acompañada, además de los ministros, sólo por su jefa de prensa, Haydeé Rojas. Pese a que regularmente Ana Lya Uriarte -jefa de gabinete- y Pedro Güell -director de contenidos- asisten a este tipo de encuentros, esta vez decidieron restarse.
La automarginación de ambos asesores del denominado Segundo Piso se da luego de la crisis por el viaje a La Araucanía. De hecho, los dardos de la Nueva Mayoría apuntaron a Uriarte y a Güell, a quienes responsabilizaron por el conflicto, que casi devino en la salida de Burgos del gabinete.
Incluso, el lunes 4 de enero se realizó en la noche un comité político extraordinario, que tenía como objetivo abordar este episodio y evitar descoordinaciones a futuro. A esa cita -solicitada por los partidos oficialistas- no fue convocada Uriarte, quien tradicionalmente participa de las reuniones de coordinación del bloque en La Moneda. ¿La razón? Poder tener un espacio de reunión a solas entre las colectividades y los ministros, para profundizar en los análisis, sin la presencia de los asesores cercanos a Bachelet.
Consultados por la ausencia de ambos integrantes del Segundo Piso en la cita de anoche, en Presidencia dijeron que no era función de ellos asistir a este tipo de encuentros de coordinación con la Nueva Mayoría. Y agregaron que en las oportunidades en que ellos han estado en Cerro Castillo ha sido sólo para reuniones estrictamente ministeriales con la Mandataria.
Sin embargo, el pasado 3 de agosto Uriarte y Güell estuvieron presentes en el cónclave del estadio San Jorge, en Santiago, encuentro que contó con la participación de Bachelet, ministros y dirigentes de la Nueva Mayoría, y que tenía el mismo objetivo de la reunión de ayer: superar las diferencias internas, coordinar los pasos a seguir y establecer una agenda de trabajo legislativo a mediano plazo.
En el oficialismo reconocen que tanto Uriarte como Güell estarían molestos por las acusaciones recibidas durante las últimas semanas, las que han sido calificadas como injustas en Palacio. Así, su ausencia habría sido una decisión personal gatillada por esas circunstancias.


