A propósito de la polémica sobre transparencia, nepotismo, redes de poder e influencia, amiguismo, corrupción, trabajo, supervivencia y dinero que ha plagado las páginas y pantallas de los medios chilenos, un interesante estudio sobre el cómo consiguen trabajo los españoles fue liberado recientemente en esa nación europea.
De acuerdo con el “Módulo sobre situación laboral de los inmigrantes» correspondiente al año 2014 del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, publicado el 11 de junio, el 46,71 % de la población (incluyendo a los nacidos en el país como a los inmigrantes) han encontrado empleo en los últimos cinco años, gracias a los contactos.
Del trabajo se extraen conclusiones interesantes sobre la situación laboral de los inmigrantes y sus descendientes inmediatos, aunque también sobre el conjunto de la población española. Resulta llamativo que casi la mitad de la población (incluyendo tanto a los nacidos en el país como a los inmigrantes) encontrase empleo gracias a los contactos.

Familiares, amigos y conocidos –en Chile conocidos como “pitutos”- son la principal vía para conseguir un trabajo en España. Ni la entrega de currículums, ni la meritocracia, ni los portales de empleo, ni las oficinas públicas o privadas de colocación, han sido más efectivos que los contactos propios de los desempleados.
El siguiente método más exitoso para conseguir el empleo fue la solicitud directa al empleador. Por este medio encontró trabajo el 22,21 % de los asalariados.
Igual de llamativo parece el tremendo fracaso de las oficinas públicas de empleo, que apenas colocan al 2,5 % de los asalariados, razón por la que los analistas estiman que hay que reinventar el papel de estas instituciones, pues a día de hoy son obviamente ineficientes.
En España, con cinco millones de parados difícilmente absorbibles por el mercado resulta que los “pitutos” a través de contactos son la forma más fácil de acceder a un empleo. La meritocracia estar en desuso, no solo en España, sino también en otros países, lo cual dice revela sobre nuestras empresas privadas y públicas. ¿Qué pasaría con una encuesta de esta naturaleza en Chile?


