Imaginario versus realidad

Imaginario versus realidad

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Hay consenso entre expertos de las ciencias que el mundo vive hoy una de las épocas de complejidad revelada más sustantivas en la historia.

El futuro se escribe con trazos imaginarios que se entrelazan con la realidad. A ello se suma el acto volitivo común de volar más alto, menos arraigado. Nos estamos paso a paso convirtiendo en un mundo de nómades: geográficos, espaciales, virtuales, soñadores, independientes, autónomos.

Dicho eso: la dura, fuerte, maciza ley de gravedad nos mantiene bajo atracción central a la tierra. A poner los pies en la tierra; a atender nuevas complejidades del aquí y del ahora.

No es viable escapar por el puro eje del imaginario, sin dejar traza sólida comprometida en el eje realidad.

Sostengo que observada la política como ejercicio humano esencial, esta ha estado tendiendo a acercarse más y más al imaginario (el elixir del futuro soñado) descuidando y menospreciando la sensatez de base que ordena. Es decir, el foco central: tierra, convivencia, hogar.

Le pasó a Estados Unidos en su volada económica despegada de la salud y la prevención; le pasó al Reino Unido con el sueño del Brexit; le pasó a China con Hong Kong; le pasó a España con su vuelo libre en pos de todas las diversidades; a la Argentina con el sueño del nuevo populismo; a Venezuela con la afición por el control social total.

Como deseo de fin de año —augurio 2021—, hago votos para que el ejercicio constituyente sobreviniente en Chile mantenga un cable a tierra, firme y compartido.

Para que en el país no escapemos por vía del mundo imaginado. La historia mayor nos reclama cierto realismo: uno que logre ordenar tanto sueño cantado al fragor de la pura pasión simple. (El Mercurio Cartas)

Eduardo Aninat Ureta
Profesor universitario

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