Después del silencio-Pablo Ortúzar

Después del silencio-Pablo Ortúzar

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Chile parece sumido en la desorientación. No sabemos dónde estamos ni hacia dónde queremos ir. Así, ni siquiera podemos hacer reformas decentes, porque reformar es mantener lo bueno y cambiar lo malo, y nadie tiene muy claro, a estas alturas, qué es lo bueno y qué es lo malo. Andamos a oscuras y comenzamos a desesperarnos. Algunos se aferran al dogmatismo para sentir alguna seguridad. Otros se dejan seducir por los vendedores de humo que siempre parecen tener una respuesta. Pero,hasta ahora, son muy pocos los que se han dado el trabajo de mirar hacia atrás para entender cómo es que llegamos hasta aquí. Y es que recordar no es agradable cuando el pasado vive en el desprestigio.

Sin embargo, eso es lo que hace Daniel Mansuy en su último libro, “Nos fuimos quedando en silencio”: refregarnos la mecánica de la transición chilena en la cara. La mecánica, en este caso, del silencio. El operar de una Concertación que asumió el marco institucional y económico de la dictadura, pero que jamás se atrevió a reconocer esa herencia y a justificar su actuar. La lógica de una derecha que sabía que no necesitaba convencer a nadie para bloquear cualquier intento de transformación profunda, pues contaba con una institucionalidad que no requería muchos votos para ser defendida. Y el resultado de la combinación de ambas coaliciones: la nada política, el empate, la eterna excusa. Ese no-lugar que llamamos “transición” y que es, paradójicamente, la etapa de mayor prosperidad y paz en la historia de nuestro país.

¿Habría pensado alguien que el progreso traería sus propias desilusiones y problemas, cuyos efectos exigirían mediaciones políticas? ¿Y que esas mediaciones políticas exigirían algo más que partidos acostumbrados a decir una cosa y hacer otra, o a no decir nada en absoluto?

Mansuy, atreviéndose a mirar para atrás, logra diagnosticar mejor nuestro problema presente: haber construido un orden tratando de prescindir de la política, sin pensar que ella se volvería imprescindible para hacer frente a los desafíos de nuestra modernización. Y también logra, por cierto, dar algunas luces sobre el camino de salida a este problema.

Si recobrar la legitimidad es la consigna y tratar las tensiones de la modernización es el objetivo, empoderar a la sociedad civil parece una medida que ayuda en ambas direcciones: volver a otorgarle legitimidad a las decisiones sobre nuestra vida en común, recuperar la deliberación pública, rehabilitar nuestra ciudadanía y reconstruir el tejido social. Pero este empoderamiento, para funcionar, no debe seguir una lógica arbitraria, sino orientarse por el verdadero principio de subsidiariedad,evitando así las salidas anti-políticas de izquierda y derecha, que el autor identifica con Fernando Atria y Axel Kaiser.

“Nos fuimos quedando en silencio”, en suma, le ofrece un lenguaje a nuestra post-transición. Nos obliga a salir de la penumbra irreflexiva y nos invita a iniciar una conversación de la cual depende, en buena medida, el destino de Chile.

 Pablo Ortúzar

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